Votar te diferencia

Los políticos sufren una crisis de identidad y con razón. La ciudadanía que antes presumía orgullosa del "yo no sé nada de política" ahora apuesta por entonar el "que se mueran todos". La corrupción y la bajada de pantalones ante banqueros y especuladores (entre otras muchas cosas), nos han conducido irremediablemente a una situación donde el desinterés habitual hacia la política aumenta de forma imparable. El problema está cuando descubrimos que hay sectores políticos a los que les beneficia esta situación. ¿Hemos dejado de creer en la política o nos han inducido a ello? Lo cierto es que existen partidos que siempre reciben, con variaciones de pocos miles, el mismo número de votos. Qué pasa cuando menos gente decide acercarse a las urnas, que con las mismas papeletas obtienen resultados más abultados (mayorías absolutas). Por tanto la abstención se convierte en favorable para esos partidos con seguidores más leales. 

Sesión plenaria del Parlamento Europeo

¿Por qué votar en las Europeas? El 70% de las políticas que afectan a tu vida, se deciden en el Parlamento Europeo. Si el 70% no te parece suficiente, igual deberíamos empezar por quitarte el 70% de tu sueldo (si no se ha adelantado el Gobierno de España). Vemos a Europa demasiado lejana y culturalmente por supuesto que lo está con respecto a nosotros. Pero formar parte de la Unión Europea implica que todas las leyes que se firmen sean de aplicación obligatoria en nuestro país. Un ejemplo muy simple y reciente es la Televisión Digital Terrestre, pero podríamos hablar sobre subvenciones agrícolas, el euro, desahucios, libre circulación, etc.
Fijaos si es importante votar en las Elecciones Europeas, que la más que probable victoria de la derecha no hará sino aplaudir las políticas de recortes que venimos padeciendo los últimos años. Se plantea un panorama en el que los europeos, y tú también, legitimaremos la austeridad impuesta por Angela Merkel. Así en los próximos cuatro años, todas las leyes de empobrecimiento de la población que se están tomando en diferentes países (como España), podrán dictarse desde el propio Parlamento Europeo y dará igual el partido que gobierne en cada nación.
Pero además hay algo aún más importante. Cuando una persona decide acercarse un domingo hasta un colegio electoral lo hace como el final de un proceso. Con una actitud crítica el ciudadano previamente se habrá debido informar sobre qué proyecto presenta cada partido y cuáles son sus objetivos. Y de entre todos ellos habrá elegido uno (o ninguno con el voto en blanco) para ser partícipe por tanto de la elección de esas políticas que afectarán directa e indirectamente en su vida. Así pues el voto se convierte en un auténtico ejercicio de moralidad.
Individualmente formamos parte de un todo, una sociedad en la que los políticos nos representan. Yo tampoco estoy de acuerdo con la inmensa mayoría de nuestros actuales dirigentes, pero tengo claro que la regeneración política sólo puede conseguirse a través del mantenimiento de un sistema democrático. Por tanto el voto es el arma metafórica de la ciudadanía para alcanzar ese cambio. Me da igual el color de la papeleta que introduzcas el 25 de mayo, pero vota, porque votar te diferencia de todas esas personas que pasan por la vida únicamente para mirarse el ombligo.

Países miembros de la Unión Europea