No es que vaya sobrada por la vida, que a veces lo puede parecer. Es que tengo un despiste en lo alto que no es normal, y como consecuencia de ello he creado una adicción nueva que añadir a mis tonterías: hago listas de todo.
Es que aparte de muy despistada, tengo un problema de organización: necesito saber que es lo que voy a hacer en cada momento. Todo empezó con la lista de la compra. Un clásico. Que si el pan, que si el detergente de la lavadora, que si luego llegaba a casa y no había comprado nada de lo que necesitaba. En fin, que me compré una libretita para apuntar lo que iba necesitando. La tengo en la nevera. Pero no la uso. Porque iba apuntando pero cuando decidía ir al super se me olvidaba llevarme la lista. O sea que todo para nada.
Y llegaron los Smartphone, y con ellos la solución a mi problema: apunto la lista de la compra en el móvil y así la llevo siempre conmigo…a no ser que vaya al super después del trabajo y se me quede el móvil sin batería y estamos en las mismas. Es que ni la tecnología es capaz de acabar con mi despiste.
El siguiente paso que di fue el de hacer listas de cosas que llevar cuando voy de viaje. Esa siempre me funciona, la verdad. Pero claro, si te vas de casa un fin de semana tampoco es que sea difícil olvidarse de algo. No tiene mérito. Cuando decida dejarlo todo y dar la vuelta al mundo entonces seguro que olvidaré algo.
De un tiempo a esta parte he pasado el límite y creo que empiezo a estar obsesionada con hacer listas de todo. Hago listas hasta para saber cuando me voy a lavar el pelo o cuando tengo que limpiar el baño. Así no vamos a ningún sitio. Llego al trabajo por las mañanas y hago una lista de todo lo que voy a hacer en el día, pero no en plan planning que sería lo suyo y lo profesional; lo mío es otra cosa: apunto hasta cuando voy a ir al baño o a beber agua.
Y luego voy cambiando la lista porque claro, las cosas van cambiando sobre la marcha y eso no hay forma de tenerlo controlado. Al final me paso el día escribiendo lo que quiero hacer y no tengo tiempo para hacerlo. Pero lo tengo previsto.
Tengo listas de post que escribir para el blog, de ropa que quiero comprar esta temporada (tengo una exclusiva para cuando voy al Primark), de dietas que (supuestamente) voy a empezar el lunes, de plantas que quiero poner en la terraza, de lavadoras que tengo que poner, uf…. voy a tener que hacer una lista de listas. Porque no me acuerdo de todas. Tengo una lista de santos y cumpleaños (aunque aquí Facebook me ayuda bastante), de libros que leer, de películas que ver… aaaahhhhhhhhh. Tengo agenda en el bolso, post-it por todos sitios, un planning monísimo de Mr.Wonderful en la puerta del frigo, un poster-planning en el trabajo que nos dan todos los años… pero no me sirven. Tengo una lista de cosas para hacer listas.
No soy muy lista, no. O es que ya la neurona me patina y necesito desfragmentar mi disco duro (aunque con el Windows 7 no sabría ni como hacerlo).
Un día de estos me lio la manta a la cabeza y dejo de hacer listas. Pero por si acaso voy a ir haciendo una lista de las cosas que voy a hacer cuando deje de hacer listas.