Voyager 1 está en el borde de nuestro sistema solar

Publicado el 24 junio 2012 por Quantum-Rd @Quamtum

Datos de la nave Voyager 1 indican que esta venerable exploradora del espacio profundo ha encontrado una región en el espacio donde la intensidad de las partículas cargadas procedentes de más allá de nuestro sistema solar, ha crecido de una forma bastante marcada. Los científicos de la Voyager que observan este rápido incremento se están acercando a una conclusión inevitable, y a la vez histórica: el primer emisario de la humanidad hacia el espacio interestelar está en el borde de nuestro sistema solar.
“Las leyes de la física dicen que algún día la Voyager se convertirá en el primer objeto construido por el ser humano que se adentre en el espacio interestelar, pero todavía no sabemos cuándo será ese día,” dijo Ed Stone, científico del proyecto Voyager en el Instituto Tecnológico de California en Pasadena, California. “Los últimos datos indican que estamos claramente en una nueva región donde las cosas cambian más rápidamente. Es muy emocionante. Nos estamos acercando a las fronteras del Sistema Solar.”

La Heliosfera es una burbuja magnética en cuyo interior se encuentran los planetas de nuestro Sistema Solar. El límite que impone la burbuja se llama heliopausa. La capa que separa a la heliopausa del frente de choque de terminación se llama heliofunda.

Los datos, que tienen que realizar un viaje de 16 horas y 38 minutos (17800 millones de km) hasta llegar a las antenas de la Red de Espacio Profundo en la Tierra, detallan el numero de partículas cargadas medidas por los dos telescopios de altas energías a bordo de esta nave, que está a punto de cumplir su 35 aniversario. Estas partículas energéticas fueron generadas en explosiones de supernova de algunas de las estrellas de nuestro vecindario.
“Desde enero de 2009 a enero de 2012, ha habido un aumento gradual de alrededor del 25% en la cantidad de rayos cósmicos galácticos que la Voyager ha detectado”, dijo Stone. “Más recientemente, hemos visto una escalada rápida en esa parte del espectro electromagnético. Desde el 7 de mayo, los rayos cósmicos han aumentado un 5% en una semana y un 9% en un mes.”
Ubicación, no a escala, de las sondas más lejanas de la Tierra.

Este marcado aumento es uno de los tres conjuntos de datos que se necesitan para afirmar que estamos ante una nueva era de la exploración espacial. La segunda medida importante de los dos telescopios de la nave es la intensidad de partículas energéticas generadas dentro de la heliosfera, la burbuja de partículas cargadas que el Sol produce a su alrededor. Si bien ha habido un lento descenso en las mediciones de estas partículas energéticas, no han disminuido vertiginosamente, como cabría esperar cuando la Voyager atraviese finalmente las fronteras de nuestro sistema solar.
El último conjunto de datos que los científicos creen que revelarán un mayor cambio, es la medición de la dirección de las líneas de campo magnético que rodean a la nave. Mientras la Voyager siga dentro de la heliosfera, estas líneas irán de este a oeste. Cuando salga al espacio interestelar, el equipo espera que la Voyager encontrará que las líneas de campo magnético se orientarán en una dirección más de norte-sur. Estos análisis durarán semanas, y el equipo de la Voyager está ahora mismo analizando los números del último conjunto de datos.
Vista real de como es observada la Tierra desde la ubicación actual de la sonda Voyager, en la frontera del Sistema Solar.

“Cuando se lanzó la Voyager en 1977, la era espacial tan sólo tenía 20 años,”, dijo Stone. “Muchos de los que estábamos en el equipo sonábamos con alcanzar el espacio interestelar, pero realmente no sabíamos cuán largo podría ser ese viaje, o si estos dos vehículos, en los que invertimos tanto tiempo y energías, podrían seguir operando lo suficiente para alcanzarlo.”
Lanzados en 1977, las Voyager 1 y 2 siguen en buena forma. La Voyager 2 está a más de 14700 millones de kilómetros del Sol. Ambas naves operan como parte de la Misión Interestelar Voyager, una misión extendida para explorar el sistema solar exterior y más allá. Las Voyager de NASA son los dos representantes más lejanos de la humanidad y de su deseo de explorar.
Fuente: NASA
Ilustración de la burbuja que envuelve al Sistema Solar. Se nota además las dos naves Voyager.

Quantum opina:
Esta concepción artística muestra a las Voyager explorando una región turbulenta del espacio conocida como la heliopausa, la capa exterior de la burbuja de partículas cargadas que rodean nuestro sol. Después de más de 33 años de viaje, las naves Voyager pronto alcanzarán el espacio interestelar, que es el espacio entre las estrellas.
Nuestro Sol emite una corriente de partículas cargadas que forman una burbuja alrededor de nuestro sistema solar la cual se conoce como heliosfera. El viento solar viaja a velocidades supersónicas hasta cruzarse con una onda de choque llamado choque de terminación. Esa parte de nuestro sistema solar se muestra en azul oscuro. La Voyager 1 cruzó el choque de terminación en diciembre de 2004 y el Voyager 2 lo hizo en agosto de 2007. Más allá del choque de terminación se encuentra la heliopausa, que se muestra en color gris, donde el viento solar se ralentiza drásticamente y se calienta. Fuera de estos dos ámbitos existe un territorio dominado por el viento interestelar, que sopla desde la izquierda en esta imagen. A medida que el viento interestelar se acerca a la heliosfera, se forma un arco de choque, indicado en la imagen por el arco brillante.
Las Voyagers fueron construidas por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California, el cual continúa operando ambas naves. JPL es una división del Instituto Tecnológico de California en Pasadena. Las misiones Voyager son una parte de la NASA Heliofísica Observatorio del Sistema, patrocinado por la División de Heliofísica de la Dirección de Misiones Científicas.
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