La pugna por el poder político en Venezuela explora terrenos tan cercanos a la miseria, que sólo imaginarlos encendería alarmas preventivas en cualquier país. Un pequeño pero muy ruidoso sector de la derecha venezolana tomó por costumbre la estigmatización de sus adversarios, fallecidos o enfermos. Con este intento de deshumanización, el odio político pretende la muerte física y moral de su oponente. En recientes actuaciones han ido mucho más allá con la ejecución de atentados e incursiones armadas.
Ese sector cargado con un odio añejo es el que festeja los contagios por Coronavirus de altos dirigentes del chavismo como si ellos fueran inmunes a todo mal. El fenómeno lo revisamos con el abogado y analista político Juan Martorano Castillo, quien lleva años haciendo seguimiento a estas conductas.
Algunos contagiados por Covid-19 son: Diosdado Cabello, presidente de la ANC; Tareck El Aisami, ministro de Comercio Exterior; Darío Vivas, jefe del Gobierno del Distrito Capital; Omar Prieto, gobernador del estado Zulia; Carolys Hernández, subsecretaria de la ANC; y Freddy Ñáñez, presidente del canal estatal VTV.
El odio político borró la ética
«Una cosa es hacer oposición a un gobierno o a un proyecto político del signo que sea, pero la política, aunque no se crea, tiene un mínimo de códigos éticos«, reflexiona Juan Martorano, al tiempo que cataloga la alegría de un sector por el contagio de sus adversarios políticos, como un comportamiento fascista. «Cuando un adversario presenta una condición de salud comprometida, lo menos que se espera es un poco de consideración, pero sobre todo de respeto», opina el abogado.
En medio de la situación más compleja atravesada por la sociedad venezolana en décadas, el odio político aparece como un fantasma que enrarece aún mas el escenario. «Han sembrado peligrosamente el germen del fascismo en nuestra sociedad. Por ello, solventar esta situación para volver a la racionalidad y a la necesaria convivencia tomará su tiempo».
Para el analista, el asunto, aunque focalizado, no deja de ser preocupante porque «el fascismo puede ser altamente contagioso». En medio de una pandemia de otro tipo, Martorano recomienda vacunarse contra el odio político con una frase de William Lara, fallecido gobernador del estado Guárico: «La política se hace con las neuronas y no con las hormonas«.
Contagios preocupantes
Más allá del odio expresado en redes sociales y posturas extremistas, existe una realidad más tangible: el alto mando del chavismo está contagiado. El Gobierno denunció un ataque bioterrorista desde Colombia para propagar el Covid-19 en Venezuela, pero Martorano cree que el asunto va más allá.
«Es un hecho muy delicado que personeros del Estado venezolano, específicamente del PSUV, hayan resultado contagiados por Covid-19», dice el analista. «Aún cuando se me pudiera catalogar de paranoico, no descarto la posibilidad de que en Venezuela se aplique una guerra bacteriológica«.
Martorano es consciente de que «probar la ocurrencia de un ataque por armas biológicas resulta muy difícil», pero llama a no descartar esa posibilidad. «En mayo de 1979, un subcomité especial del Senado de Estados Unidos, en documento oficial, estableció que las armas biológicas son extremadamente adecuadas, por necesitarse solo una pequeña cantidad para efectos muy nocivos», cuenta Martorano citando ataques de este tipo en Cuba, Vietnam y Laos.
El jurista recomienda no perder de vista este tema y evitar desestimarlo. Asimismo, critica que el «Alto Mando Político y Militar de la Revolución no haya adoptado un plan especial de protección y despistaje de esta enfermedad para sus cuadros dirigenciales».
Coronavirus importado: ¿Guerra de V generación?
Juan Martorano cree, al igual que el Gobierno, que existe una intencionalidad desde Colombia y Brasil de propagar el virus en Venezuela. «Esto de las guerras no convencionales es un asunto extremadamente serio para sólo dejarlo en un mantra o mero eslogan», opina. Y recuerda que Bogotá reconoció que envía venezolanos de regreso a su país en buses infectados por coronavirus, en un acto de soberbia impresionante.
«Esto tiene que ver con las Guerras de V Generación, donde se trabaja mucho con neurociencia, neuromarketing y todo lo que tiene que ver con el sistema nervioso. Y no solamente en Venezuela, sino en América del Sur, no estamos preparados para ello», reconoce el experto. Además, piensa que los Gobiernos de Colombia y Brasil son los ejecutores de una estrategia que fue ordenada desde Estados Unidos.
Por último, Martorano recomienda al Gobierno fortalecer sus políticas comunicacionales para informar al pueblo sobre estas acciones. «Se ha logrado mantener cierto control (en el Covid-19), pero a nivel de percepción del ciudadano de a pie no se ve así, y ahí es en donde ha estado el error del Gobierno».
Randolph Borges / VTactual