María Esther Fernández, con un grado de minusvalía del 91,5% y con serios problemas de salud asociados a su invalidez, compró con mes y medio de antelación un "billete de tarifa óptima con derecho a reserva de asiento", por el que tuvo que pagar un plus.
En su reserva indicó que precisa de los servicios habituales para las personas con movilidad reducida (PMR) y que necesita una silla de ruedas para su desplazamiento. Sin embargo, en el momento del embarque le comunican que había sido desplazada a la fila 9 del avión, alegando "una supuesta norma que quizás sea interna de Vueling, pues en realidad no hay reglamentación ni Europea ni internacional que justifique el cambio", señaló Fernández.
"Una vez que mi familia, con mucha dificultad, consiguió llevarme a la fila 9, se les exigió que me pusieran en el asiento de la ventanilla. Después de mucho esfuerzo le planteamos a la azafata que no era viable sentarme en ese lugar y me quedé instalada en el asiento central. En este momento se presentó el comandante que nos increpó por crear dificultades y nos amenazó con que, si volvíamos a causar algún problema, incluso aunque estuviera a mitad de vuelo, daría la vuelta, nos echarían del avión y seríamos detenidos por la Guardia Civil", añadió.
Fernández denuncia que el personal de la compañía se saltó el protocolo de embarque para PMR y le dispensó un trato humillante, lesionando su "derecho a la intimidad y a la propia imagen", por lo que solicita una compensación por daños morales, que se sancione al personal de tierra y cabina de Vueling que la 'atendió' y que le sean explicadas las razones por las que fue desposeída de su reserva de asiento. Asimismo, María Esther no descarta denunciar a Vueling ante la justicia.
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