Nada más levantarme me puse música, estaba contento, tenía ganas de ir a Sevilla, y aunque sabía que de Sevilla iba a ver poco más que el aeropuerto, no me preocupaba demasiado. Había volado en el simulador ese mismo vuelo, como 10 veces, era hora de volarlo de verdad...
El viaje de lujo, uno de esos días en los que empiezas a darte cuenta de lo que es el vuelo instrumental. Volar entre capas de nubes, o incluso dentro de las nubes es una experiencia muy divertida.
La aproximación a Sevilla fue con algo de lluvia en algunos momentos, nada que afectase al vuelo, pero le da un añadido de emoción al escuchar cómo las gotas golpean fuerte contra el fuselaje y el parabrisas. Autorizados al ILS, miras dentro y sigues el localizador y después la senda como si te fuese la vida en ello.
Rodando por el aeropuerto te das cuenta de que eso sí es un aeropuerto de verdad, de que allí, eres el más pequeñín.
Y sí, yo estuve allí!
Buenos vuelos!