2 HISTORIA
El pionero del vuelo libre fue Otto Lilienthal que realizó más de 200 vuelos desde una colina artificial construida en Alemania a finales del siglo XIX. Después de la II Guerra Mundial se intensificó el interés por el vuelo con ultraligeros de baja velocidad cuando el profesor Francis Rogallo, de la Agencia Nacional del Espacio de Estados Unidos, inventó un paracaídas con ala flexible para dirigir la reentrada de los vehículos que volvían del espacio. En la década de 1970 el vuelo libre como diversión o deporte de competición se convirtió en popular en muchas partes del mundo, especialmente en Europa, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos. Los primeros campeonatos del mundo, oficiosos, se celebraron en 1976 en la localidad austriaca de Kössen. Los objetivos principales se establecen del siguiente modo: distancia en línea recta, remonte (ganancia de altura), distancia hasta un objetivo declarado, distancia hasta un objetivo declarado y vuelta y distancia en un circuito triangular. Se han conseguido vuelos de más de 300 kilómetros de distancia.
Vuelo libre, vuelo sin motor, aprovechando
las corrientes de aire con o en un planeador llamado ala delta que vuela por
los mismos principios que se aplican a cualquier otra aeronave. La vela se
llena durante el vuelo para formar una sección de superficie de sustentación a
través de la cuerda del ala. Las corrientes de aire que pasan alrededor de la
sección de sustentación crean una fuerza ascensional en la superficie superior
del ala que no desafía la gravedad, la retrasa. El planeador vuela hacia el
suelo pero con una velocidad de descenso menor que, por ejemplo, un paracaídas.
Aprovechando las corrientes de aire ascendente, el piloto puede mantenerse en
vuelo durante largos periodos y realizar acrobacias. Alas deltas muy
sofisticadas con velocidades de descenso muy bajas pueden hacer uso de masas de
aire convergente o térmicas que se crean cuando las partes bajas de la
atmósfera están más calientes que las partes altas. Los planeadores pueden
hacer círculos en las bolsas de aire ascendente (como hacen aves de presa tales
como el ratonero común o el águila) que a veces alcanzan velocidades de
descenso vertical de 300 m por minuto. Hoy se pueden alcanzar con cierta
facilidad grandes alturas y vuelos de gran distancia.
Un ala delta se compone
de una vela sustentada en una estructura de aluminio en cuyo centro va
suspendido el piloto por medio de un arnés y normalmente adopta una posición de
tendido, dirigiendo el ala delta por medio de determinados movimientos y
posiciones. A menudo el despegue se hace tirándose desde zonas elevadas como
acantilados, cerros, colinas o cimas de montañas.