“Si nuestra casa está ardiendo, cualquiera que sea su tamaño, el color de las paredes o las dimensiones de la cocina, la prioridad es apagar el fuego. La casa del sector de la educación está ardiendo” escribe la UNESCO en su artículo “Misión: Recuperar la educación en 2021”.
España comienza esta semana su vuelta al cole: regresan los horarios, los despertadores tempranos, las mochilas cargadas de libros y los reencuentros de compañeros en este segundo año de pandemia, en el que son obligatorias las mascarillas (para los mayores de 6 años), los geles y la distancia de seguridad.
La vacunación contra la covid se inició en diciembre de 2020 y ocho meses después, el 31 de agosto de 2021, se logró el objetivo de que el 70% de la población contara con la pauta completa contra la enfermedad. Pero, ¿y en el resto de países?
“Más de 168 millones de niños y niñas en todo el mundo se habían quedado fuera de cualquier tipo de aprendizaje presencial durante casi un año completo”
Según la UNESCO a nivel mundial, “en marzo de 2021, más de 168 millones de niños y niñas en todo el mundo se habían quedado fuera de cualquier tipo de aprendizaje presencial durante casi un año completo”. Y esta cifra no incluye a los menores que han abandonado totalmente la escuela como consecuencia de la pandemia.
La educación presencial es la única opción para la mayoría de los niños y niñas de diferentes comunidades y países con los que trabajamos porque viven en áreas rurales sin acceso a internet para poder continuar con la educación a distancia y además, pertenecen a familias que han perdido su trabajo por la pandemia.
Hay excepciones como la historia de Ada y su radio, con la que pudo seguir estudiando a distancia desde su casa en Paucarcolla (Perú), los desplazamientos del equipo docente a las casas de las y los estudiantes en India a pesar del covid, el ciclón YAAS y las inundaciones o la reapertura, durante unos pocos meses, de la Escuelita de Parko Kocha en Bolivia tras un año cerrada.
“Desde marzo de 2020 hasta ahora, no he vuelto a la escuela, que se cerró por el coronavirus”
“Desde marzo de 2020 hasta ahora, no he vuelto a la escuela, que se cerró por el coronavirus. Echo de menos las clases y también el patio con mis compañeros” nos cuenta Tanuka, alumna de Kumimari, en Suderbans (India) en nuestro último número de la revista, publicada en julio.
Lograr que todos los niños y niñas vuelvan a la escuela de manera segura debería ser la prioridad número 1 de los organismos, instituciones y gobiernos de todo el mundo. Pues las escuelas no sólo imparten educación, también proporcionan alimentación y evitan que la infancia caiga en el trabajo infantil y la pobreza extrema y cíclica que se perpetúa entre generaciones.
Según la OIT, existe una relación directa entre la escolarización y la protección frente al trabajo infantil: más de una cuarta parte de los niños y niñas de 5 a 11 años y un tercio de los de 12 a 14 que realizan trabajo infantil no van a la escuela. Por ello, desde Global Humanitaria apoyamos la misión posible y urgente de recuperar la educación en países donde trabajamos a través de varias acciones: desde el envío de mascarillas, el apadrinamiento para nuestros proyectos educativos o colabora para proteger su educación en nuestra campaña ‘El trabajo no es cosa de niños’.
¿Te sumas a apagar el fuego?