Era la segunda vez que iba, y viendo que la primera experiencia fue regular tirando a mal, mis expectativas eran más bien bajas. Un lunes (maldito lunes) sin mucho qué hacer en la oficina (miento, hasta arriba de marrones) me llama mi amigo y amor platónico P, para invitarme a comer a Miu. La vez anterior, un viernes con I, fue un desastre en cuanto a lentitud, comida mas bien floja y atención pésima. Nada que ver con esta segunda ocasión.
Coincidimos los dos con la ensalada japonesa con tori katsu, pollo japonés decía la carta (¿¿importamos pollos??). Una ensalada más bien de aperitivo por la cantidad, algunas hojitas de lechugas variadas, un par de tomates cherry y dos trozos de pollo empanado. Al mezclarlo todo con el aliño con toque a mostaza y ajo, nos sorprendió muy gratamente, dejandonos con ganas de que la ración hubiese sido un pelín más abundante. Por cierto, el pollo japonés sabía igual que el pollo local, pero de apariencia, parecían trozos de pato rebozado.
En los primeros platos, decidimos compartir unos california uramaki (aguacate, pepino, cangrejo) y los uramaki del día (salmón, berenjena y tempura). Platos sencillos, sin ser muy trabajados, pero que se aseguran que al público mayoritario les guste, y que incluso a aquellos que deciden sumarse a la moda, se lo coman dignamente sin tener que pegar tragos de agua. No son los mejores platos de sushi de Bilbao, ni mucho menos, pero se dejan comer.
De segundo, P y yo volvimos a coincidir, esta vez en el wafu steak con puré de setas. INCREIBLE. Poco a poco se iban superando, no sólo (querida RAE me niego a quitar esa tilde) por los platos, sino por la amabilidad y calma de los camareros, que transmitian tranquilidad, haciendo de la comida un momento agradable. El plato venia con un puré cremoso de setas y patata, y unos trozos hermosos y jugosos de carne, con un sabor muy especial, que junto con la crema de setas, me pareció la mejor elección.
Estabamos ya terminando nuestra conversación mientras arreglábamos el mundo desde un restaurante bilbaino-japonés (ahí lo dejo) cuando vino el postre: milhojas de kiwi y crema de queso. Pues eso, lo que veis en la foto. La verdad es que la cocina oriental no destaca por los postres...
PD: Gracias P, por enseñarme a manejar los palillos, por escucharme mientras intento arreglar el mundo burocrático, y mientras hacemos planes de futuro para un proyecto que estoy segura saldrá adelante. LOVE YOU! :)
RESTAURANTE MIUPlaza Arruiquibar, 2.
Tiene gracia, que usen esa dirección cuando más bien deberia ser Alameda Recalde, 43, pero ya sabes, tiene más glamour compartir dirección con la Alhóndiga. Esta segunda visita a Miu, cambió totalmente mi imagen del restaurante: el menú fue original, y para ser un menú del día, bastante completo, además de que el comer tres platos y postre, tiene su punto. La mezcla de sabores, especias e ingredientes, y que puedas comer sushi cualquier día se la semana, sentado en una mesa y a un precio razonable, hace que su prima La Mary haya desaparecido para mí. Si en la primera visita la atención fue pésima, en esta segunda, todo lo contrario: amables, atentos, y transmitriendo una tranquilidad que hacía que un menú de 10,95€ supiese mejor.