Vueltas a casa

Publicado el 27 abril 2011 por Pablosiana @pablosiana
 Martes 26 de abril, 19:45 horas. Teatro Filarmónica, Oviedo. Concierto 8 del año 2011 y 1.857 de la Sociedad Filarmónica de Oviedo. Orquesta Clásica de Asturias, Carmen Yepes (piano), Daniel Sánchez Velasco (director). Obras de John Falcone, Mozart y Beethoven.
Todos esperábamos un nuevo concierto de la OCA y más volviendo a casa de solista nuestra pianista (extensivo a familia, amigos, compañeros...) Carmen Yepes, actualmente compaginando interpretación y docencia desde Madrid. El programa elegido por el Maestro Sánchez Velasco sigue la línea emprendida desde la fundación de "su orquesta" en 2009, con unos objetivos claramente marcados entre los que sobresalen dos por seguir el concierto de este martes: "Colaborar con diferentes entidades para acercar la música al público" y "colaborar con diversos compositores para difundir sus obras". El primero, además, desde obras del Clasicismo que siguen siendo la base para el oyente que esperamos acabe melómano total, y ahi estaban Wolfgan y Ludwig, mientras el segundo objetivo servía de inicio para un concierto "capicúa" como intentaré explicar a continuación.
John Falcone es un neoyorkino ya medio asturiano, fagot de la OSPA desde 1.991 pero del que no podemos olvidar sus múltiples facetas de saxofonista, jazzman, compositor, director de bandas de música, la labor pedagógica y sobre todo una profesión que es pasión por "La Música".
"Vueltas para orquesta" es una breve composición para una plantilla orquestal clásica, hoy dispuesta a la vienesa, que como bien explica Daniel en la prensa de hoy, "Se basa en un tema, en un solo de clarinete, muy conocido y le da todas las vueltas que un estudiante, un músico, le daría hasta dominarlo. Lo aborda de izquierda a derecha, por todas las tonalidades e instrumentos". Continúa explicando que "El tema sale del último tiempo de la cuarta sinfonía de Beethoven que tocaremos al final, así que el programa es capicúa. El estreno, en un concierto capicúa, gustará mucho en el Filarmónica". Todo un juego musical donde desde una óptica atemporal con guiños al jazz (que no podía faltar) juega con melodías y tímbricas que realmente le dan vueltas al Allegro ma non troppo beethoveniano con trazos finos y algún que otro brochazo, el sentido del humor del Gran John siempre presente y con mucho oficio a sus espaldas llevado a la partitura. Realmente disfrutamos y tuvo que salir a saludar, pues como todos sabemos, la música escrita si no se toca, se queda muerta, y estas "vueltas" están realmente vivas.
El Concierto nº 25 para piano y orquesta K. 503 en DO M. de Mozart, es una de las joyas del genio de Salzburgo que pese a la aparente facilidad de tonalidad y agradecidas melodías, son todo un reto para interpretar al tener tanta profundidad que como bien comentaba nuestro común amigo Francisco Jaime Pantín, convierten a Wolfgi en el compositor más difícil y este concierto en el más brillante de los compuestos para piano. Carmen Yepes está en plena madurez y lo demostró con esta preciosidad de obra, muy bien concertada desde el podio y con la orquesta empastando perfectamente con el piano por momentos, aunque estuvo algo desigual. Los tempi pactados resultaron adecuados para poder saborear el exquisito fraseo de la pianista mierense (a la que "nacieron" en Oviedo) ya desde el Allegro Maestoso inicial, más una cadencia limpia y cristalina, como todas las demás que no brillaron más ante un Steinway algo opaco y desgastado que no estaba lo ajustado que la obra requería y la intérprete demandaba. El Andante resultó lírico a más no poder, de nuevo bien secundado por la orquesta, en especial la madera que tanto protagonismo comparte, reposado, degustándolo en cada detalle tanto sola como concertando, para afrontar el Finale Allegretto con una seguridad pasmosa y perfectamente logrados esos endiablados cambios de ritmo para todos los intérpretes, dando una versión personal, fresca y con mucho poso tanto desde el piano como la batuta.
Tras los muchos aplausos y la caja de bombones de Peñalba nos deleitó con la Sarabande de la Partita nº 4 en RE M., BWV 828 de Bach, evidentemente no en versión San Sokolov pero sí con todo el pianismo que el Kantor preveía en sus obras para tecla, y que Carmen Yepes supo sacar a flote con auténtica maestría.
Testigo de excepción fue el finlandés Ari Rasilainen (invitado por Daniel) quien la dirigiese en noviembre de 2003 con El nº 1 de Grieg y la OSPA, con la que volverá esta semana pero dirigiendo Sibelius, entre otros. En conversación con él antes durante el descanso, recordaba con cariño y muy buenas sensaciones aquél concierto, y espero hacerle llegar una copia del mismo el próximo viernes en el Auditorio. Realmente asistió a otra excelente interpretación de Carmen aunque con distintos acompañantes y un piano algo mermado.
La segunda parte estaría ocupada por la no siempre muy escuchada y dinámica Sinfonía nº 4 en Si b M., Op. 60 de Beethoven (aunque la tendremos de nuevo el jueves con la OvFi), desigual en sus difíciles cuatro movimientos (Adagio-Allegro Vivace, Adagio, Allegro molto e vivace - Trio. Un poco meno allegro y Allegro ma non troppo), donde hubo carencias de distinta índole que se irán subsanando con el trabajo no siempre tan habitual y constante como todos desearían. Me consta que el esfuerzo es grande, la idea de interpretar el ciclo completo es realmente digna de elogio, pero es necesaria más seguridad, una mejor afinación, escucharse más todos y avanzar yendo más allá del papel como intenta el maestro avilesino desde el podio, con una dirección de gesto claro y preciso, más un trabajo previo grande (se van añadiendo las anotaciones de D. Aldo Ceccato). La versión escuchada sólo se quedó en aseada, aunque fueron de menos a más (bien el tercero y poco claro el cuarto por la "indefinición" de la cuerda) para una plantilla ajustada a lo compuesto por el de Bonn, y colocada, como ya indiqué, a la vienesa: violines a ambos lados, contrabajos atrás a la izquierda con los timbales y viento atrás, con metales a la derecha y madera en el centro. Violines y violas están reforzados por compañeros de Daniel en la OSPA, con Héctor Corpus de concertino, así como uno de los dos trompas, lo que siempre es de agradecer para el resto, pero saben que les queda mucho camino por delante aunque haya "mimbres para tejer el cesto", buenas maneras y sobre todo muchas ganas de trabajar.
Podemos presumir auténticamente de "Made In Asturias", pero "como los malos estudiantes" repetirán este miércoles en Avilés, seguro que mucho mejor. Lo contaremos desde aquí esperando superen con nota la nueva prueba.