Mi último post fecha del 14 de noviembre del 2021. 9 meses después vuelvo a teclear. Un largo periodo en el que la falta de tiempo ha reinado en mi vida de una manera exponencial, y aunque nunca me he olvidado de este pequeño gran espacio, no he encontrado el momento de sentarme a ello. Y eso que nos han seguido pasando historias que he necesitado gritar, algunas tristes, otras felices, pero historias que compartir, al fin y al cabo. El trabajo, las responsabilidades, los contratiempos, me han alejado demasiado de este espacio, aunque no he dejado de estar en contacto con algunos blogs amigos. Bueno, no quiero ponerme ñoña antes de tiempo. Hoy celebro que estoy de vuelta, y con novedades importantes.
Aprendizaje del año: Nunca digas nunca. El TEA ha llegado a nuestras vidas.
Bueno. Afronto un tema… liberador.
Que mi hijo tiene Necesidades Educativas Especiales no es ningún secreto. Es más, este tema supone la columna vertebral de este blog.
Actualmente tiene 5 años (a dos meses de cumplir los 6). Los primeros retrasos se le detectaron a los 6 meses, edad en la que empezó a recibir estimulación temprana. Con 1 año, fue diagnosticado de Retraso Global del Desarrollo. (Si tu hij@ tiene este mismo diagnóstico, puedes leer nuestra experiencia aquí). Durante 4 años, la sombra del TEA ha estado siempre presente en las evaluaciones continuas, aunque siempre dando resultados no concluyentes.
Hasta hace unos meses, cuando nos decidimos a realizarle una evaluación privada, por recomendación del centro de Atención Temprana, con el fin de evaluar (de nuevo) un posible TEA. Y, ¡SORPRESA! Dio positivo. TEA de alto funcionamiento. Lo que hasta hace poco se llamaba Ásperger.
Poco después, la Unidad de Salud Mental (USMIA) reconoció el diagnóstico, formalizándolo.
Os hablaré de este momento en alguna ocasión, pero ya os avanzo, a diferencia de lo que pueda parecer, para mi fue revelador. Liberador. Tranquilizador. Saboreé la recompensa justa tras 4 años de incertidumbre y lucha. Porque, después de tanto tiempo, le perdí el miedo al TEA. Y sigo sin recuperarlo. Todo esto me lo guardo para un nuevo post.
Lo cierto es que hace unos meses que sabemos el diagnóstico y, durante este tiempo, me ha dado tiempo a reflexionar. Claramente, mis prioridades (esas que ya cambiaron hace tiempo con el diagnostico de Retraso Global del Desarrollo) han vuelto a cambiar. Y me he estado comiendo con patatas todas esas veces que he dicho que mi hijo no era TEA (porque en aquellos momentos, las evaluaciones específicas no eran concluyentes). Ahora digo alto que si; que Bicho es TEA, que nuestro mundo se ha tintado de azul y que estamos encantados con ello.
Y dicho esto, no puedo irme sin añadir que me siento muy contenta de haber vuelto a compartir este ratito por aquí, después de 9 largos meses de ausencia.