Que Alejandro Valverde haya ganado este domingo su tercera Vuelta a Valencia puede parecer algo normal, para alguien que no sea un acerrimo seguidor del ciclismo. Pero aquellos que seguimos con asiduidad este deporte, no podemos evitar asombrarnos ante este echo.
Hablamos de un hombre que hace siete meses se destrozó la rodilla por las calles de Düsseldorf, en el comienzo del pasado Tour de Francia. La violencia del golpe y sus gritos de dolor estremecieron al mundo ciclista, en unas decimas de segundo se acabaron las opciones de uno de los hombres de los que mas se esperaba en aquel tour, y muchos empezaron a temer por su futuro.
Pero a llegado febrero, y con el Alejandro Valverde. Como un elefante en un cacharreria, dos etapas y general, incontestable. Podria haberse tomado un tiempo de adaptacion, nadie le habria exigio victorias ni estectáculo, pero el Bala no concibe ese ciclismo. Y encima su alrrededor dice verle mejor que el año pasado, y ojo que la temporada pasada hasta su caida se llevó la Vuelta a Andalucía, la Volta a Catalunya, la Vuelta a Murcia, la Vuelta al País Vasco, Flecha Valona y Lieja-Bastoña-Lieja. Y entonces? Que va a hacer este año? de momento ya se a llevado la Vuelta a Valencia.
Tiene 38 años, el ocaso de un deportistas de élite, pero en su caso estamos ante el mejor momento de su carrera deportiva. Ojala, por el bien del ciclismo, que tengamos Valverde por muchos años. Este deporte y los aficionados necesitamos ciclistas de esta entidad, espectaculares, sin miedo, obsesionados por la victoria… y es que el ciclismo y el deporte en general tienen que llevar el espectáculo por bandera.