Holland/Dozier/Holland, la santísima trinidad de la Motown en los años 60, son seguramente el mejor trío compositor de pop de la historia. ¿Puede haber algo más pop que la quintaesencia de canción perfecta, con estrebillo rotundo y ritmo enganchoso, que una y otra vez eran capaces de reproducir, en múltiples y maravillosas variedades, para artistas como las Supremes, los Temptations o los Four Tops?
Pero obviemos los lugares comunes de su carrera de escritores de canciones comerciales para el éxito y las listas (como ha caído en picado el nivel de este género en la actualidad…) para dar con una de su fábrica de las que no triunfó. Y quizás había gloriosos motivos para ello, mirándola con los ojos del cariño underground.
Si algunos puristas soul ya rechazarán una identificación entre Holland/Dozier/Holland y el pop aquí subo la apuesta. Esto es garage, es punk y es una locura de temazo bailable, en la oscuridad. El típico órgano ratero, la estructura machacona tan pegadiza, con la guitarra y el bajo atronando, las palmas, y por encima de todo ella, Chris Clark. Vociferando que el amor va mal, es el mal, lágrimas amargas, cuervos negros, hasta un arco iris negro. Nihilismo punk pero muy elegante.
La responsable de tamaña actitud y desgarro en la interpretación es una de las poquísimas cantantes blancas de la fábrica de éxitos de Detroit, y supo estar potente y a la altura. Enseguida los Underdogs, un grupo de garage convencional de Michigan, la versionó. Lo mejor de todo es que la original le pega mil patadas en términos garageros, tiene toneladas mayores de fuerza. En definitiva una canción que igual sirve para deslizarse con tacto medido en el talco de una pista de northern soul o para pegar botes como un loco moviendo la cabeza al ritmo del riff del órgano.
P.S. Recuerdo una versión oscura northern soulera del Love´s Gone Bad, pero no caigo…si algún conocedor tiene a bien darme la información…gracias!!