Vuelve mi ídolo… Vuelve Manolito Gafotas

Por Lor Martín

Hoy las cosas no habían empezado demasiado bien… No solo por tardar 35 minutos en aparcar o por notar que las galletas del desayuno estaban blandas y sabían a humedad (pese a mis indudables esfuerzos en precintar al vacío todo lo que abro). Hoy las cosas se han complicado no por azar del destino, sino porque siempre hay alguien dispuesto a pellizcarte donde más te duele. Y aunque hoy no ha sido a mí personalmente, me toca muy de cerca y me duele tanto o más. Hoy todo iba reguleramente hasta que me he topado de bruces con una noticia que, inconscientemente, llevaba esperando mucho tiempo. Y aunque una cosa no resuelve la otra, quiero pensar que ha llegado hoy para alegrarme un poquitito el disgusto consorte que me he llevado esta mañana.

Nunca me había parado a pensar en cuántos años hacía que Manolito Gafotas, ese niño con las mejores frases del mundo, había llegado a mi vida en forma de libro. Uno tras otro fue cayendo toda la colección, y hoy, once años después de sus últimas noticias (once años, que se dice pronto), me reencuentro con mi ídolo de la infancia. Un personaje que ahora, releyendo un capítulo, me hace darme cuenta de que muchos dejes que tengo al escribir son por él, o bueno, por ella, por Elvira Lindo. La mujer que me hizo pensar que algún día yo también tendría mi propio Manolito Gafotas.

He leído ya el primer capítulo de su “retorno” (aquí tenéis el enlace) y me ha devuelto las ganas por leer, por reírme a carcajadas, por escribir, por buscar el bar El Tropezón, por ver cómo ha crecido El Imbécil e infinidad de cosas más que hicieron que mi infancia fuese aún más bonita y divertida. La de horas interminables que me he pasado yo leyendo a Manolito! Madre mía… Y lo mejor de todo es que fueron libros compartidos por todos. Recuerdo perfectamente a mi padre leyéndolos y soltando unas carcajadas increíbles, a mi madre tumbada en el sofá con lágrimas corriéndole por las mejillas… incluso a mi hermana, que por entonces era una enana (como El Imbécil más o menos) riéndose hasta encanarse…

Volver a ver a ese niño me ha devuelto la esperanza en este país. Fijáos lo que os digo!

Si no lo habéis leído, os lo recomiendo encarecidamente… Son libros divertidos y llenos de perspicacia. Increíbles, geniales. De verdad.