Título completo: Versos desde la exosfera. Poemas de Fantasía y Ciencia Ficción
Año: 2019
Editorial: Cazador de Ratas (Viento Verde)
Género: Poesía (ciencia ficción)
La poesía se atreve con todo
La literatura de ciencia ficción y fantasía no iba a ser una excepción para esa manera de mirar y de decir que es el lenguaje poético. Los poetas, corre el rumor, son personas con gustos y sentidos humanos, están en el mundo, a su manera, pero están, se les puede ver con mirada de haiku en los cambios de estaciones o con el ánimo elegíaco lamentando todas las bajas en la última batalla de la última serie de moda que seguro no será la última que se traguen. Los poetas tienen gustos mundanos, comen historias como todo hijo de vecino; es en ese sustrato y sustento popular, en ese barro del género fantástico, donde algunos vuelcan su digestión en forma de poemas sobre marcianos, terrores, mundos ajenos, territorios míticos y otros lugares y situaciones que se suelen clasificar como cosas de frikis.
Nada nuevo bajo el sol. Se han escrito muchos poemas con tema fantástico, horripilantes poemas de horror y especulativos poemas como ensoñaciones. Ya el tito de todos los terrores, un señor de Providence con cara de pepino sin gazpacho que lo quiera, le dio duro en la época del pulp a los poemas con ambientación fantástica o terrorífica. La obra de Dunsany tenía también mucho de poesía -y de alucinógena-, sus textos oníricos y feéricos eran limítrofes con un tipo de poesía preciosista y algo criptica, culturalista y estetizante.
Más recientemente hemos tenido ejemplos en esta casa de poesía que transita por estos mundos del género fantástico. Fuera de nuestro radar quedó Crónicas de la galaxia, de David Eloy Rodríguez que se publicó en la colección que la editorial El Transbordador abrió para dar cabida al decir que es un hacer. Y lo que se me estará escapando, ¡Santa Publicación Desbocada del mercado patrio!
Como subirse al árbol para otear
Porque estas publicaciones colectivas dejan con ganas de más profundidad en lo individual pero nos ayudan a hacernos una idea de lo que se está cociendo en el ámbito de atención que se elige. En Versos desde la exosfera nos enteramos bien de los registros que pueden darse dentro de una poesía dedicada a una temática tan concreta, registros que a pesar del restringido campo temático sorprenden por variados. También nos sirven para descubrir talentos, afinidades y voces; para enriquecer el almacén literario, que no solo del canon vive el lector, menos mal.
Os digo un secreto, y ya paro de regañar, no tienes que entender algo para que te guste y te conmueva, para que te llegue y te abra una puertecita en la mente que dé a lo desconocido. Pues eso, si leíste y aguantaste el ritmo, si te meciste en la prosa melancólica del Bradbury de o te dejaste ir en las ensoñaciones descriptivas del estilo de Ballard, a mí no me la pegas, puedes darle un espacio a estos poemas, a estos mundos, a estos decires que no son más que otra forma de transitar el espacio infinito de lo especulativo.
Porque la poesía, entre otras muchas cosas, no es más que un uso particular de la lengua para llegar un poco más allá, para hacer que lo que decimos signifique más, para que se nos abra el sentido de la realidad y comprobemos por nosotros mismos que hay mucho más de lo que nos cuentan. Hasta los robots menos avispados saben eso, así que a leer estos poemas.
Empezar la nave intergaláctica por el tejado
Y Versos desde la exosfera por su útil y sucinta introducción. En ella se nos anticipa mucha de la temática alrededor de la cual se agrupan los poetas que vamos a leer.
La ciencia ficción, desde sus inicios como género, ha vehiculado una serie de reflexiones de tipo ético y político. Y el caso de estos poetas, nacidos a finales del siglo XX y con propuestas estéticas arriesgadas y comprometidas, no iba a ser menos.
Variedad de bazar para todos los gustos
Os hablo un poco de cada autor y autora que os encontraréis en esta obra. Vaya por delante que mis valoraciones no tienen intención más que de mostrar mis gustos. Cada uno podrá elegir sus favoritos. Estaría bueno.
- J. Javier Arnau. Se aprecia la inmensidad como tema cimero en lo recogido aquí de este autor. Si aparece la raza humana es solo para señalar su insignificancia. Poemas sencillos, a veces demasiado y con un punto arcaizante que no gustará a todos. De ritmo rápido aunque con un trasfondo reflexivo.
- Estíbaliz Espinosa. Poemas de más largo aliento, con algunas imágenes bellísimas. Textos con tono humanista, aunque no estoy seguro de si se les podrá aplicar un calificativo como este; de lo que sí estoy convencido es de que fijan su atención en lo humano utilizando para ello oportunos desplazamientos del yo poético -¿cómo nos vería un autómata o un alienígena?-. Hay también ironía y arrogancia de la máquina y, creo, mucha conciencia de lo que es la poesía.
No tiene que ser un poema tierno. Me han prohibido tajantemente ser cursi usando la violencia. Me han prohibido llamar tu atención con términos grandilocuentes. Reprochar el poco caso que me brinden, lloriquear por la fama humana. Me han prohibido, y lo agradezco, ser de esa clase de artista mediocre. Por ejemplo voy a decir "dibujo".
Cada voltereta del cielo
es un estallido de cipreses que revientan en el estómago.
- Vicente Luis Mora. Con sus "viajes de Saasbeim" nos muestra una forma narrativa de acceder a lo poético, fraccionada pero unitaria. Un gran poema que se desarrolla ante nosotros como una historia de ciencia ficción, con sus capítulos y escenas. Con un punto de antropología, el poeta es observador, cazador de las costumbres de un mundo que ha cambiado radicalmente.
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Carmen Moreno. Algo de métrica y ritmo en el segundo poema seleccionado nos muestra una poeta que en lo técnico sabe lo que hace. En general resultará refrescante a los amantes de la poesía y esclarecedor para los que visiten estos mundos por primera vez y comprueben que esto del poema no es soltar lo que llevo dentro, esa queja o esa sentimentalidad exacerbada que nos enseñaron (mal) en la escuela. Poesía mistérica la de Moreno, que utiliza las referencias populares con soltura (música, cómic y cine, sobre todo) y que se acerca más a lo fantástico desde el uso de una voz poética vehemente. - Raúl Quinto. Reconozco que pierdo pie con este autor. De los recogidos en Versos desde la exosfera me parece el que muestra más dominio técnico y el más rítmico. Aspectos estos que combina a la perfección con una apariencia de popularidad, con un registro léxico y temático que linda con lo llano, con lo que todos podemos asumir como cotidiano. Digo apariencia porque hay más de una lectura para sus poemas, lo alegórico está presente de forma continua, esperando para cascar la nuez. Ha sido un placer encontrarme aquí de nuevo con su poema al soldado clon, con su final que eriza la piel, "No me haga más preguntas: obedezco", y me ha confirmado eso de que la poesía es capaz de tratar cualquier tema.
- Sofía Rhei. Incansable esta autora, conocedora de estos mundillos de género y que aquí nos muestra su dominio de la técnica poética. Sin embargo, para mi gusto, los pomas son algo rígidos, quizás por el mucho hipérbaton que se atraganta o los temas elegidos. Leemos sus versos como pintorescas estampas de temas y personajes conocidos, de mundos ya visitados.
- Ramiro Rosón. Extraña sensibilidad, habilidad para captar lo delicado y lo bizarro aliándose. Dice en un verso: "Las naranjas de marte saben a hierro". Oficio para lo rítmico sin renunciar a la potencia de la imagen. Noto mucho saber hacer y, lo que es más importante, querer decir. En el poema largo que nos deja, "Suite marciana", vemos también destreza para evocar narrando sin perder el tono y ese abrirse a más de lo que está escrito que caracteriza a la buena palabra poética.
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Ana Tapia. Recientemente esta autora apareció en nuestra página con su obra Las ovejas radiactivas de Kolimá. Si te gusta LeGuin te quedarás en la poesía de Tapia. En un primer poema melancólico y elegíaco dedicado a la capital de Anarrés, uno de los escenarios de Los desposeídos, ya se le ve el plumero de sus querencias. ¡Gloria a Ursula y sus mundos inagotables! Se adivina en los poemas presentados una vena paisajística y narrativa, como si se nos pusieran delante de una cosmogonía expuesta a través del poema épico o, al menos, que tiene inclinación hacia el aliento prolongado. Versos que se extienden para descubrir detalles de la voz que los pergeña, como si cada poema fuera una pequeña epopeya condensadísima. - Ignacio Vleming. Un poco de destreza técnica en los versos no viene mal para terminar este libro tan disfrutable. Formas pulidas que se completan o continúan en breves matizaciones que en cada página impar nos ofrecen un terreno más amplio para desentrañar y sentir el texto, para introducirnos en él. Los contenidos, al menos los que aquí están presentes, se relacionan con el arte o lo artístico en sus variadas formas. Cine y pintura sirven de excusa para ejercitar corsés clásicos y para establecer evocadores juegos de significados que nos lleven de la mano a ese extrañamiento de la realidad que se le pide a los buenos versos. Vemos como King Kong cabe, justo pero sin apreturas, en un soneto.
Dicho está todo lo que tenía que decir. En esta reseña encontraréis mi entusiasmo por la poesía, por lo que es capaz de hacer con esta lengua nuestra tan acostumbrada a la rigidez de la mercadotecnia, del bien decir nada y de la costumbre rígida como pata de marciano envenenado. Recordad, Versos desde la exosfera es una invitación a la poesía enfundada en un traje de astronauta, enterrada en las arenas de un planeta por explorar. Por mi parte celebro que los ojos de las editoriales que tanto ratonean por los sótanos del mundolibro y que tanto nos dan a los amantes de estos temas se vuelvan hacia el verso como receptáculo ideal de lo fantástico y especulativo. Felices endecasílabos plutonianos, hermanos y hermanas de estrofa.