Año: 2016
Editorial: 120 pies
Género: Colección de relatos
Coordinadoras: 120 pies
Valoración: Recomendable
Pese a que he participado en un par de ellas, siempre he sido un escéptico de las antologías de relatos escritas por varios autores; más desde que escribo en Libros Prohibidos. Y aunque ha habido alguna honrosa excepción, por regla general suelen decepcionar. Es un alivio, por tanto, cuando uno se topa con un libro como Servicio de habitaciones.
Esta colección de relatos, originado y coordinado personalmente por las editoras de 120 pies reúne a varios escritores cuyo nexo en común es haber realizado cursos de escritura en la muy madrileña escuela Hotel Kafka. La temática de la colección, ya que el amor por la narrativa es demasiado obvio, son los hoteles.
Servicio de habitaciones se compone de 15 relatos mucho más homogéneos de lo que cabría esperar en una antología de distintos autores. Todos ellos mantienen un nivel muy similar, y tanto es así que si me atrevo a destacar a alguno se debe exclusivamente a mi gusto personal. De este modo puedo hablaros de Souvenir, de Gonzalo Izquierdo, tal vez el más “paranormal” de todos, cuyos giros y evolución recuerdan (salvando las distancias) a aquel maravilloso Carta a una señorita en París, del maestro Cortázar. También me encandiló la sensual fluidez de Yebel Musa, de Sonia Aldana Muñoz, o la oscura y desgraciada irreverencia de Miércoles noche, de Patricia Martín Matas. La pieza que abre la colección, Hoteles caninos de América, de Guillermo Aguirre, con su peculiar estructura y acertado tono humorístico, es una estupenda obertura, así como Hotel Uevo, de Javier González, con su descaro, es también el epílogo más apropiado de toda la serie.
El gusto por la diversidad y la investigación por encontrar nuevos caminos narrativos está muy presente en todos y cada uno de los cortes de esta obra. Hay un buen puñado de ejemplos de relatos que se saltan la estructura clásica de una historia y recurren a técnicas metanarrativas, como el ya mencionado Hoteles caninos de América, que está escrito en forma de reality show cutre (pero cuál no lo es); El Excelsior, de Pablo Chul, una sucesión de cartas de una clienta al director del hotel; Seis estelas, de Noemí Pájaro Luna, con sus mini-relatos dentro del relato; y Ese olor raro, de Ángela Medina, que juega todo el rato con lo que NO está contando (Hemingway estaría orgulloso de ella). No puedo evitar hablar en este apartado de uno de los pocos puntos negativos de este libro: Vida de hotel: Manual de preparación para tiempos peores, de Mikel Rey, en cuya abstracción me perdí y todavía le estoy buscando el sentido.
En definitiva, Servicio de habitaciones, una colección de relatos interesante, estimulante, bien dirigida y perfectamente recomendable.
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