DONDE VIVIA Y PARA QUE
- Quisiera decir a mis semejantes: en cuanto os sea posible, vivid libres y sin compromiso. No hay gran diferencia entre verse comprometido por una granja o por la cárcel del condado.
- Estar despierto es estar vivo.
- Se vive demasiado rápido.
- Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentarme sólo a los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, y para no descubrir, cuando tuviera que morir, que no había vivido. No quería vivir lo que no fuera la vida, pues vivir es caro, ni quería practicar la resignación a menos que fuera completamente necesario. Quería vivir con profundidad y absorver toda la médula de la vida, vivir de manera tan severa y espartana como para eliminar lo que no fuera vida, abrir un amplio surco y arrasarlo, arrinconar a la vida y reducirla a sus términos inferiores y, si resultaba mezquina, coger toda la genuida mezquindad y hacerla pública al mundo; o, si era sublime, saberlo por experiencia y ser capaz de dar cuenta de ello en mi próxima excursión.
- El tiempo no es sino la corriente donde voy a pescar.
- La inteligencia es un cuchillo afilado, discierne y penetra el secreto de las cosas. No deseo estar más ocupado con mis manos que lo necesario.
LEER
- Leer bien, es decir, leer verdaderos libros con un espíritu verdadero, es un noble ejercicio, y ocupará al lector más que cualquier ejercicio estimado por las costumbres del día. Requiere un entrenamiento como el de los atletas.
- Los libros son la riqueza atesorada del mundo y la herencia apropiada de las generaciones y naciones.
Los libros, los más antiguos y mejores, perduran natural y legítimamente en los estantes de cualquier casa.
- Nos alimentamos mal, vivimos vulgarmente y somos analfabetos; al respecto, confieso que no hago una gran distinción entre el analfabetismo de mis conciudadanos que no saben leer y el analfabetismo del que ha aprendido a leer sólo lo que resulta apropiado para niños e inteligencias débiles.
SONIDOS
- El eco es, hasta cierto punto, un sonido original, y de ahí su magia y encanto. No es sólo la repetición de lo que era digno de repetirse en la campana, sino en parte la voz del bosque, las mismas palabras y notas triviales cantadas por una ninfa.
SOLEDAD- Creo que a los hombres aún los asusta un poco la oscuridad.
- Me encanta estar solo. Nunca he encontrado un compañero tan sociable como la soledad. En gran medida estamos más solos cuando vamos acompañados al extrajero que cuando nos quedamos en nuestra habitación. Un hombre que piensa o trabaja está siempre solo, donde quiera que esté. La soledad no se mide por las millas de espacio que separan a un hombre de sus semejantes.
VISITAS- En cuanto a los hombres, no faltan en ningún lugar. Tuve más visitantes mientras viví en los bosques que en cualquier otro periodo de mi vida; quiero decir que tuve algunos.
LA CIUDAD- Hasta que no nos perdamos o, en otras palabras, hasta que no perdamos el mundo, no empezaremos a encontrarnos a nosotros mismos y a advetir dónde estamos y la infinita extensión de nuestras relaciones.
- Estoy convencido de que si todos los hombres vivieran con tanta sencillez como yo lo hice, el hurto y el robo serían desconocidos. Éstos sólo tienen lugar en comunidades en que unos tienen más de lo suficiente, mientras que otros no tienen bastante.
LEYES SUPERIORES- Toda nuestra vida es sorprendentemente moral. No hay un instante de tregua entre la virtud y el vicio. La bondad es la única inversión que no falla.