Walking on sunshine. Back to the past.

Publicado el 28 abril 2015 por Criticasen8mm @Criticasen8mm

Título original:
Walking on sunshine
Año:
2014
Fecha de estreno:
30 de Abril de 2015
Duración:
97 min
País:
Reino Unido
Director:
Max Giwa, Dania Pasquini
Reparto:
Hannah Arterton, Annabel Scholey, Giulio Berruti, Greg Wise, Katy Brand, Leona Lewis, Giulio Corso, Danny Kirrane
Distribuidora:
Flins y Pinículas
Hay películas adelantadas a su tiempo. También existen aquellas películas que nos llegan con retraso. Y luego está ya el caso aparte de Walking on sunshine, que parece haberse perdido en el tiempo y llegarnos con treinta años de retraso. Vistas las malas críticas que venía cosechando, la verdad es que parece todo un milagro que llegue siquiera a estrenarse en cines, pero es que ya, una vez vista, nos duele en el alma por aquellas películas que nunca se estrenaron y lo merecían y que esta película tenga un hueco (aunque sea mínimo) en la cartelera nacional da mucho (y no bueno) en qué pensar. Pero bueno, la película viene de la mano de la distribuidora (Flins y Pinículas) que en marzo se atrevió a estrenar Desterrado, subproducción chino ambientado en la Edad Media de las “protagonizadas por Nicolas Cage” y co-protagonizada por Hayden Christensen, así que sobran las palabras. Para aquellos que vieron (y para los que no, a continuación va) aquel paródico videoclip de Robin Sparkles llamado “Castillos en la arena” en la serie Cómo conocí a vuestra madre, les diremos que Walking on sunshinerinde homenaje (sin pretenderlo) a aquel mítico vídeo.

Ese romance de verano... Muy "Sandcastles in the sand"


Aún sin aparecer el pequeño robot, la película de los directores de Street Dance y Street Dance 2 (casi nada) es, en esencia, una recopilación de videoclips con aire hortera a años 80 que echa para atrás. Y ojo, esto lo dice un amante de aquellos nostálgicos años, pero aquí el encanto brilla por su ausencia. En todo caso encontramos un placer malsano en ver digna horterada retro-cutre, recomendable para fans del Kiss FM de sus inicios. En su sinopsis ya nos empiezan a avisar...
- Maddie está decidida a organizar su boda con Raf, su prometido, e invita a su hermana Taylor sin saber que ambos tuvieron una relación amorosa tiempo atrás. Este triángulo amoroso es uno de los muchos obstáculos que deberán superar antes de darse el sí quiero. -
Si el año pasado ya me decepcionaba el estreno de Amanece en Edimburgo, con Walking on sunshine ya echo por tierra todo atisbo de encontrar un musical disfrutable, de nuevo. Ambas películas inglesas tienen muchos puntos negativos en común, como canciones encorsetadas en la trama, situaciones ridículas, poco magnetismo y, en este caso, sus coreografías no es que sean endebles, es que directamente dan un poco de vergüenza ajena. Sin ser ningún entendido en dicha materia, me han recordado a aquellas que nos montaba la profesora de gimnasia del colegio para el show que montaba para el fin del curso cada año. Por ello, desde aquí mis respetos a la Srta. Rochela, ahora la entiendo perfectamente).
En general puede decirse que reúne los peores tics que los haters de los musicales detestan; así que, si sois uno de ellos, ya estáis corriendo. Y si no, tampoco os vendría mal replantearos la escapada... A no ser que queráis una alternativa más sana a un tripi para adentrarse en un viaje de retorno a los 80, en cuyo caso, hasta puede tener su aquel. Y es que es tan ingenuamente tontorrona y poco elaborada que hasta da pena ensañarse con ella. Eso sí, si queréis que la experiencia sea completa, yo le pediría la copia del pase de prensa de Madrid a Flins y Pinículas, con entrecortes en negro de vez en cuando, para que “la experiencia” sea mayor. Yo la hubiera puesto en VHS en una tv cuadrada, para que el viaje sensorial fuese definitivo.

Como decía al principio, el principal problema de Walking on sunshine es que llega en pleno 2015 y no en los '80, pues aparte de que su bso está plagada de hits poperos de aquella década, su guión, diálogos, falta de complejo o aspiración alguna y, con especial atención, los cutre momentos musicales y coreografías la sitúan moralmente dentro de las que forman ese amplio catálogo de películas bajo la etiqueta de “ochenteradas”. Solo que con menor encanto... al menos a mí no ha sabido conquistarme adecuadamente, y eso que lo tenía todo a favor a priori, pues me gustan los musicales y los 80. Pero ni con esas. Y es que se hace tan larga como un disco de dieciséis canciones, donde hay tres hits y lo demás es relleno. Y lo absurdamente previsible de la historia no ayuda, desde luego. Ni eso ni que sus personajes sean un tanto hostiables la mayoría, la verdad. También nos preguntamos el por qué de incluir en el reparto a Leona Lewis, si ni siquiera tiene una presencia justificada en el guión, una canción propia o un personaje llamativo para la cantante. Eso sí, la protagonista, Hannah Arterton (hermana de Gemma), me recuerda físicamente a Gwyneth Paltrow de joven, lo que también ayuda en el viaje al pasado. Canciones como “Holiday” de Madonna, “Venus” de Bananarama, “The power of love” de Huey Lewis and the News, “Don't you want me” de The human league, “Girls just wanna have fun” de Cindy Lauper, “It must have been love” de Roxette, “Faith” de George Michael, “Wake me up before you go-go” de Wham! o la que pone título a la película, se insertan de tal manera que bien pareciera que en vez de adecuar la banda sonora al guión, ha sido al revés y se cogieron canciones emblemáticas y se cogió un arquetipo de historia moñas como mera excusa para colocarla en la gran pantalla.
Mucho se la ha comparado, en espíritu, con Mamma Mia! que ni he visto ni tengo muchas ganas de hacerlo en un futuro, pero tan sólo ya por la escena del “Walking on sunshine” de Katrina and the waves en medio de una tomatina en Puglia, pueblo de la región del sur de Italia, el nivel está muy alto. Son de esas escenas que, cuando ya piensas que lo habías visto todo, llega un visionario (en este caso dos, Max Giwa y Dania Pasquini) y te sorprende. Toda una experiencia, desde luego.
3,5/10