Walking on Sunshine, música y poco más

Publicado el 01 mayo 2015 por Cineenserio @cineenserio

El principal y único objetivo de Walking on Sunshine es introducir canciones míticas de los 80/90 sin tener en cuenta ningún criterio cinematográfico. Se trata de una obra con un argumento peor que el de los telefilms para adolescentes de domingo por la tarde, pero al menos está adornado con música emblemática. Pero ni si quiera las canciones que aparecen concuerdan con la trama y están añadidas de manera forzosa.

Taylor llega a una ciudad italiana en la que está su hermana Maddie desconectando tras dejar definitivamente a su novio. En los dos días que Maddie descansa en la ciudad, ya ha conseguido prometido para casarse con él. A Taylor le sorprende la noticia pero no le importa, en el fondo vuelve a la idílica ciudad italiana para reencontrarse con un antiguo romance. Por casualidades fatales de la vida, el antiguo romance de Taylor y el prometido de Maddie son la misma persona. A partir de esta tensión fofa, previsible y en muchos momentos estúpida, se construye Walking on Sunshine.

El argumento del film tampoco está demasiado bien compensado por la representación de las canciones por parte de los actores. Los personajes cada x tiempo empiezan a cantar por arte de magia una canción y todo el mundo de su alrededor les acompaña con coreografías robóticas en escenarios de cartón piedra.

Aun así hay un único aspecto que puede impedir al espectador no abandonar la sala: la música. La selección de canciones genera interés por dos razones: en primer lugar resulta curiosa la forma con la que se introducen las canciones en la trama como si fueran pegotes; en segundo lugar porque las canciones son míticas y representativas de una época. Entre la selección de canciones destacan: Venus de Bananarama, Girls just wanna have fun de Cyndi Lauper, The wild boys de Duran Duran, Wake me up before you go-go de Wham!

Los personajes secundarios solo ejercen de amigos de las dos protagonistas, están totalmente estereotipados y no tienen ningún tipo de profundidad psicológica (al igual que las protagonistas). Entre estos personajes destaca el interpretado por Leona Lewis, que pese a ser el rostro más conocido sus intervenciones son mínimas. Las situaciones que se suponen que son humorísticas solo son vistas como simpáticas por el espectador. Aun así, el tono dramático/cómico se mantiene de forma regular durante toda la obra. Pero ni en los momentos más dramáticos el espectador empatiza con los personajes, ni en los humorísticos acaba riéndose. Pero Walking on Sunshine tampoco supone una gran pérdida de tiempo, el espectador puede divertirse de las desgracias patéticas y sin sentido de los protagonistas a la vez que escucha buena música.