Wararí, donde Raimondi inscribió su nombre

Por Chumbivilcas @Yo_Chumbivilcas

El historiador Estuardo Núñez en sus diversos escritos sobre viajeros europeos en el Perú durante el Virreinato y la República, da un lugar especial al sabio italiano Antonio Raimondi, no solo por el largo tiempo que le dedicó al Perú y sus recursos sino por la mirada rigurosa y objetiva con que calificaba la vida de los peruanos de mediados del siglo XIX.

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Raimondi estuvo en Chumbivilcas en 1865. Uno de los fenómenos naturales que más llamó su atención fue la gruta de Warari, sobre la que escribió:

"La población de Livitaca [...] tiene a pocas cuadras de distancia una obra de la naturaleza bastante importante y digna de ser mencionada. Esta curiosidad es la célebre cueva de Huarari [...] al SO de la población [...]. Esta cueva es muy grande y se halla en una formación calcárea. La entrada a la cueva es un poco baja pero es bastante espaciosa. A unos pocos pasos adentro bajan de la bóveda unas gruesas estalactitas de manera que obliga a marchar con el cuerpo un poco inclinado".

Las grutas de Warari pudieron haber sido lugar de culto en tiempos preincas

En las entrañas de Warari se encuentra un espacio conformado por una laguna que contiene al centro una piedra caliza vertical. Una clásica formación natural devenida huaca, en la que los pobladores locales realizan bautizos, especialmente en junio, durante el Festival de Warari, con danzas en la explanada de afuera y recorridos por las cavidades de la gruta. Al final de la caverna está la gran roca en la que Antonio Raimondi grabó su nombre. Raimondi, interactivo al fin. Como los escolares que visitan Warari y llenan todo de inscripciones.

Extraido del libro "Lazos de Oro"

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