“Was nützt die liebe in gedanken”, Achim von Borries

Publicado el 03 marzo 2018 por Imagenesyletras @imagenesyletras

Poesía, pasión y muerte. “Was nützt die liebe in gedanken”, película alemana basada en un hecho real, la “Tragedia del Estudiante de Steglitz” ocurrida en 1927 en Berlín. Con Daniel Brühl, Anna Maria Mühe y August Diehl. Dirigida por Achim von Borries.


Los hechos reales que sirvieron de fuente al guión de esta película son indistintamente catalogados como “policiales”, “judiciales” y también como “sociológicos”. Yo quiero agregar el rótulo de “poéticos”. Lo cierto es que raras veces la poesía ha sido un factor tan preponderante para entender cómo es que alguien puede quitar y quitarse la vida.

Sin quererlo, y gracias a este film alemán de 2004, me descubrí desempolvando y revisando los archivos virtuales de este caso que en Alemania es conocido como „Steglitzer Schülertragödie”, o la Tragedia del Estudiante de Steglitz, un acomodado barrio en el suroeste de Berlín, donde el joven Günther Scheller se suicidó tras haber dado muerte al aprendiz de cocinero Hans Stephan. En la escena del suceso habían tres personas más: Hildegard Scheller (Hilde), hermana de Günther, su amiga Ellinor Ratti (Elli) y Paul Krantz, el protagonista de la historia y de los versos.

Corría el verano de 1927 y la nación germana aún reconstruía sus cimientos después de casi una década de haber sido derrotada en la Primera Guerra Mundial, pero ya no como un Imperio, sino como una naciente República, una que los historiadores denominaron la República de Weimar (la ciudad de Lutero, Goethe, Nietzsche, Bach y Liszt), que se batía entre revueltas populares, el desorden político y la crisis económica heredada de la posguerra y de un castigador Tratado de Versalles. El mundo y Alemania ignoraban que pronto volverían a ver la calamidad en sus vidas por partida doble: la Gran Depresión de 1929 y el ascenso al poder de Hitler en 1933.

Fotograma de “El Gabinete del Doctor Caligari” (1920).

En el ámbito artístico, Alemania vivía el fin de uno de los mayores regalos que haya hecho al mundo, el expresionismo, donde destacaron trabajos de artistas de distintas naciones, como las pinturas del suizo Paul Klee o del ruso Vasily Kandiski (y sus abstracciones); la escuela de arquitectura y diseño Bauhaus, fundada también en Weimar; la ópera de Alban Beg, “Wozzeck” (Woyzeck); y las maravillosas experimentaciones del cine mudo “Das Cabinet des Dr. Caligari” (El Gabinete del Dr. Caligari), de Robert Weine (una de mis películas favoritas de todos los tiempos) y “Metropolis”, de Fritz Lang. Al igual que en las corrientes artísticas mencionadas anteriormente, el expresionismo literario también remarcaba la importancia de la experiencia interna del ser humano, con un fuerte hincapié en el idealismo, en la opinión personal, en la subjetividad. El mejor retrato en prosa de ese mundo interior lleno de dudas existenciales es “La Metamorfosis”, del checo Franz Kafka y las obras de Hermann Hesse. Y así como en España se gestaba la Generación del ’27 al amparo de poetas como García Lorca, Alberti y Hernández, y sus representantes de otras latitudes como Neruda y Huidobro, en Alemania la poesía marcaba profundamente a la juventud de la época.

La Poesía

Tal era el caso de dos compañeros de estudios, Paul Krantz (18 años) y Günther Scheller (19), quienes según la película eran seguidores de los poetas Jakob von Hoddis y Georg Heym. En la vida real, Krantz era un muchacho de clase obrera, hijo de una madre soltera que trabajaba haciendo limpieza. Dado su talento para el estudio, obtuvo una beca para educarse en la Escuela Superior de Mariendorf (Berlín), donde conoció a Scheller. Paul era un prominente poeta con tendencia a improvisar rápidos versos libres, sin rima, influenciado por otro expresionista, Kablum (Alfred Henschke), el poeta vagabundo, quien como novelista creara en 1925 “El Círculo de Tiza”, que sirvió para que un par de décadas después Bertolt Brecht montara su propia adaptación, la renombrada “El Círculo de Tiza Caucásico”.

Günther, aprovechando que sus padres se encontraban de viaje en Copenhague, Dinamarca, invitó a su amigo Paul a pasar el fin semana en la casa de descanso que su familia poseía en las afueras de la ciudad, en Mahlow. Ahí se encontrarían con Hildegard Scheller o simplemente Hilde (16). Y aquí es donde comienzan los problemas, o bien, aquí es donde se desencadenan los versos más apasionados.

Foto de la Friedrichstraße, centro de Berlín, tomada en 1927.

Hildegard era parte de una generación que asumía con propiedad el nuevo escenario femenino mundial. De la mano de líderes como Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo, la idea de una igualdad de derechos para la mujer se había instalado en el discurso político alemán, lográndose por fin que en 1919, tras “la guerra del 14” y la caída del Reich, se instaurara el voto de la mujer. Este movimiento emancipador se desarrollaba con igual fuerza en otros países, lo que conllevó además a la discusión de otras temáticas relacionadas, como el derecho de la mujer al estudio y al trabajo. Pero eran también los tiempos de Sigmund Freud y sus teorías psicoanalíticas, por lo que las mujeres de las clases altas que tenían acceso al conocimiento, empezaban a interesarse más en su sexualidad, asumiéndola como una materia de su propio control. La reivindicación de la mujer de la clase obrera se tradujo en mayor acceso al trabajo, en la ilusión de un mayor bienestar familiar; para algunas chicas de la clase alta, vencer al machismo se traducía en la opción de luchar por la libertad sexual, tal como lo hacían los hombres. Eran los tiempos de los años locos.

Daniel Brühl es Paul Krantz

La Película

La figura que envuelve la historia es el interrogatorio al que es sometido Paul Krantz (Daniel Brühl). Abatido aún por lo que sucedió, el poeta se decide a declarar ante la justicia (“comenzaré por la noche de la venganza. Venganza por esos que amamos y traicionan nuestro amor“). La primera noche de aquel fin de semana en Mahlow, Paul la pasa con Hilde Scheller (Anna Maria Mühe). La película de Achim von Borries muestra la gestación de este encuentro como una suerte de duelo de poemas, en donde la chica desafía a Paul con unas armas de seducción a prueba de rechazos. Es ella quien claramente tiene el control de la situación, dada la atracción que ejerce en los chicos mayores. A Hilde, liberal y madura para su edad, le gusta el joven poeta (“tú le gustas a Hilde, me lo confidenció… tiene una obsesión por los proletarios“), pero Paul siente algo que va mucho más allá (“hay mujeres de tal intensidad que uno es impotente a resistirlas“).

Ich habe dich nicht gebeten zu bleiben,
doch du bist geblieben,
Ich habe dich niemals gefragt
wer du bist,
oder was du auch willst?
Du warst einfach da.

Was willst du nur Liebe von mir?
War ich nicht viel stärker alleine?
Und hab ich dich jemals gebraucht?
Doch bleib noch ein bisschen.

Nich’ lange!
So lange nur bis keiner mehr fragt:
„Na, wie geht’s?“
Und ich nicht mehr sage: „Es geht!“

Ein jeder sieht gleich, du bist da.
Denn wenn du mich einstmals verlässt,
sei dir sicher
ich gehe mit dir.

Nunca pregunté si te quedarías,
Pero tú te quedaste.
Nunca te pregunté
¿Quién eres?,
O ¿qué deseas?
Simplemente estabas allí.

Amor, ¿qué deseas de tú de mí?
Estando solo no soy fuerte
Y te necesitaré por siempre
Quédate tan sólo un poco más.

¡No tanto!
Sólo el tiempo que demores en preguntar:
“Y bien, ¿cómo estás?”
Y yo no diga más que: “Así, así”

Cada uno ve lo mismo,
estás allí.
Si tú me quieres abandonar pronto,
Yo te aseguro Que voy a ir contigo.

(Paul)

Paul se levanta pletórico y feliz luego de su noche de amor, pero Hilde se ha ido temprano, dejándole a Paul un poema donde le expresa su punto de vista acerca de él, luego de haber leído su librillo de poesías:

Dies Buch trägt die Ergüsse deiner Seele.
Mein Sohn, du bist poetisch angehaucht.
Zwar sind die Reime ohne Fehle,
doch die Gedanken sind in Finsternis getaucht.

Auch scheint es mir, da du noch jung an Jahren,
Daß dein Erleben in der Liebe nur erträumt.
Ich fürcht’, du bist darin noch reichlich unerfahren.
Beeile dich, du hast schon viel versäumt.

Ein Mädel wird sich schön bedanken,
Wenn deine Glut nur aus Gedichten spricht.
Was nützt die Liebe in Gedanken?
Kommt die Gelegenheit, dann kannst du’s nicht.

Doch ist das noch kein Grund, sich zu erschiessen.
Die Kugel spare Dir zu anderm Zweck.
Auch würden viele Tränen fliessen,
Das lohnt sich nicht, für solchen Dreck.

Este libro lo has labrado con el corazón.
Mi niño, tienes alma de poeta, es verdad.
Mas, aunque las versos lucen perfección,
Los pensamientos se ocultan en la oscuridad.

Dado que eres joven todavía, me parece
Que tú vives el amor sólo en quimeras.
Temo que en esto de experiencia adoleces.
Ya has perdido mucho tiempo, ¿qué esperas?

Una chica te dará su agradecimiento
Sólo en poemas tu ardor expresarás.
¿De qué sirve el amor en pensamientos?
Si la oportunidad viene, no lo sabrás.

Esto no es razón para el gatillo jalar.
Ahorra la bala para otro objetivo.
Muchas lágrimas se podrían derramar,
Para tal suciedad esto no es motivo.

(Hilde)

Anna Maria Mühe es Hilde

Hilde es así, clara. Como clara tiene su opción de libertad (“Soy libre, y para mí un puñado de hombres no es suficiente. Deseo un conjunto lleno“). Esa mañana ha tomado un tren a Berlín para encontrarse con ELLI (Jana Pallaske), su vecina y amiga en Steglitz, para que la acompañe al Moka-Efti, el lugar de moda de la época, donde piensa encontrarse con HANS STEPHAN (Thure Lindhardt), el ayudante de cocina. Con él tiene una relación a la que su hermano GÜNTHER SCHELLER (August Diehl) se opone tenazmente, aunque para ella no se trate más que otro compañero sexual (“¿Hans?… Hans es sólo Hans“). En tanto, los amigos estudiantes debaten sobre el existencialismo mientras tiran al blanco con una pistola que posee Günther:

Günther: “Quizás es verdad. La gente es verdaderamente feliz sólo una vez en su vida. Apenas una vez. Y después se castigan por ello para el resto de sus vidas. El castigo es no poder olvidar nunca ese momento”.

Paul: “Pienso que es lo mejor… para decir adiós en el momento justo… saber cuando uno es más feliz… entonces precisarlo… en el cénit”.

August Diehl es Günther Scheller

Paul intenta descifrar el trasfondo del poema de Hilde, mientras Günther se instala con gusto a contemplar ese acercamiento. Él desea que Paul esté con su hermana. Los motivos pasan desde la admiración que siente por su talentoso amigo poeta, hasta los celos. En efecto, al amparo de un árbol en medio de la maleza y los prados campestres de Malhow, Günther Scheller le confiesa a su amigo que está enamorado de Hans Stephan. De esta forma se instala una suerte de doble trío: “Paul-Hilde-Hans” y “Günther-Hilde-Hans”. Los hermanos Scheller rivalizan por el amor del aprendiz de cocinero. En esta secuencia se revela el gran secreto de la llamada Tragedia del estudiante de Steglitz: Günther y Paul, en sus días de estudio en Mariendorf, y a la usanza de la época, formaron una sociedad con objetivos y estatutos, sólo que su trasfondo se instalaba en un límite peligroso (inspirados quizás en una gran historia de Robert Louis Stevenson):

 

“Posteridad querida,
estos son los estatutos de nuestro Club del Suicidio.
Los miembros son Paul Krantz y Günther Scheller.

Primero: el nombre del Club del Suicidio será anónimo.
Segundo: el amor es la única razón por la cual estamos dispuestos a morir.
Tercero: el amor es la única razón por la cual estaríamos dispuestos a matar.

Por lo tanto, juramos terminar con nuestras vidas
cuando no exista ninguna sensación de amor…

y tomaremos todo del que nos lo robó”.

(Paréntesis)

“Was nützt die liebe in gedanken” (¿De qué sirve el amor en pensamientos?) la vi por primera vez en 2005. Lo primero que me sedujo fue la poesía, con versos incorporados a los textos de manera más bien elegante, nada de siúticos, como son los malos poemas y los malos diálogos. Una película que propone algo así debía tener una imagen que tradujera fotográficamente ese acento, inmerso en una época que es descrita certeramente por el arte, el vestuario y el maquillaje. La Dirección de Fotografía de Jutta Pohlmann tiene pasajes de verdadera “poesía visual”, como los reflejos de los árboles en el lago, las cámaras circulares, los planos cenitales, la iluminación de “la fogata”, el lago en la noche con la neblina, etc. También la banda sonora de Thomas Feiner e Ingo Frenzel, con la trompeta de Till Brönner, es una actriz fundamental de sus escenas y un transporte perfecto hacia los años ‘20.

August Diehl, Daniel Brühl y el director Achim von Borries durante la filmación

Luego las actuaciones. Daniel Brühl es extraordinario. El actor hijo de madre española y nacido en Barcelona, confirmaba con esta película la imagen que armé de él luego de ver “Good bye Lenin!”, otra de mis favoritas. August Diehl, por su parte, también está al nivel de su compañero, produciendo un inmediato proceso de identificación con su lucha extrema por el amor. Pero, por supuesto, es la actuación de Anna Maria Mühe lo que da vueltas todo. Es tanta su capacidad de asumir el personaje que muchas veces eclipsa a sus compañeros. En verdad, terminas amando a Hilde, odiándola luego y volviéndola a amar. Una cámara a sólo centímetros de su rostro pareciera ser su arma perfecta para que veamos flechas a través de sus ojos. Antes la había visto en “Große mädchen weinen nicht” (Las chicas no lloran, o Mi vida empieza hoy, o Big girls don’t cry), de Maria von Heland; y en “Delphinsommer”, de Jobst Oetzmann. Anna es hija del fallecido actor alemán Ulrich Mühe, el protagonista de “Das leben der anderen” (La vida de los otros). Achim von borries, otro cineasta proveniente de Múnich, es co-autor del guión de “Good bye lenin!” y realizador de “England!” (2000).

La fiesta en la casa de Malhow

Luego de su encuentro con Hans en Berlín, Hilde, Elli y un grupo de amigos se trasladan a Malhow para asistir a una fiesta que ha organizado Günther. Hilde nuevamente ha puesto las cosas en su lugar: le ha dicho a Hans que él no puede ir. Paul, por su parte, ha esperado ansiosamente el regreso de la adolescente, pero Elli también tendrá algo que decir. Él no la recuerda, pero ella le aclara que el año anterior estuvieron juntos en casa de los Scheller. Al contrario de Hilde, quien de una u otra manera se mofa de sus creencias, Elli es tradicionalista y teme a los comentarios que de ella puedan hacerse.

Jana Pallaske es Elli

En la fiesta de la casona de Malhow todo parece indicar que Paul afianzará su relación con Hilde, pero la llegada de Hans altera todo. En medio de cervezas, música y la prohibida “hada verde” (absenta), el alucinógeno licor de hierbas, las piezas empiezan a moverse. Günther y Hans se encuentran en la bodega de vinos y tienen un fugaz encuentro, pero el ayudante de cocina se va pronto del lugar: es a su hermana a quien tiene en mente. En medio de la fiesta, Elli se da vueltas sin encontrar su espacio. En el lago cercano, Paul e Hilde se bañan desnudos. En una hermosa y simbólica escena, él intenta ser romántico (“eres tan hermosa”); ella, honesta (“no deseo pertenecer sólo a un individuo”). La hermosa danza de los cuerpos moviéndose circularmente mientras se mantienen a flote, es tomada con un plano cenital preciso, efectivo, poético. Luego de la declaración de principios de Hilde, el poeta se queda estupefacto mientras la chica se aleja en el agua lentamente. Paul no entiende esta contradicción. Ella le dice “no te igualan”, pero prefiere estar con ellos que con él. ¿A qué juega? Hilde lo desafía una vez más: si él deseaba estar con ella, tendría que aceptar esa condición, tal como lo hacía Hans, de lo contrario, sólo podría expresarle su amor en poemas… sólo podría expresarle su amor en pensamientos.

Thure Lindhardt es Hans Stephan

Es donde todo se rompe y las alarmas de los estatutos del club del suicidio comienzan a encenderse. Elli decide actuar amparando al poeta que lucha internamente por comprender lo que sucede. Ella le recuerda que el año anterior el grupo de amigos decidió ir al cine, pero que él se disculpó por no poderlos acompañar (“no tenías dinero… no te preocupes, nadie lo notó”). Demuestra así su interés por Paul, con detalles y timidez, pero Krantz sólo tiene ojos para Hilde, ignorando a la amiga que siempre se ve disminuida ante la personalidad y presencia de la joven Scheller. Hilde, mientras tanto, ha descubierto la presencia de Hans. si bien al poco rato está de nuevo buscando a Paul, la llegada de la lluvia llevará a todos a refugiarse al interior de la casa, y a ella a actuar de anfitriona de un peligroso juego. Será el momento de las predicciones.

Hilde y el horóscopo móvil

Un hermoso artefacto diseñado con una suerte de mini sistema solar en su superficie (un mapa astral), hace girar en su canto aquellas clásicas láminas con los arquetipos del tarot. El movimiento se acciona con el voltaje corporal de la persona que hace la pregunta, que tiene asido un mango conectado al “horóscopo móvil”. Hilde frente a todos, ha puesto a Paul en esa situación. Al detenerse el movimiento asoma la figura del noveno arquetipo, el ermitaño (el viejo sabio, el maestro). Para Hilde su lectura es evidente: “Estarás solo un largo tiempo“. Las risas burlescas de los demás son instantáneas. Paul está incómodo: está enamorado de Hilde, no pertenece a la clase social de ellos y, además, se ríen de su desgracia. “Estarás solo un largo tiempo“… parecen ser las palabras que sepultan toda posibilidad de sellar su amor con ella.

Más tarde, en el lago, los hermanos Scheller se disputan a Hans mediante una contienda de besos, en un juego erótico que es ganado por Hilde. La confianza entre los hermanos era parte de una relación estrecha y cómplice (Günther conocía toda su vida sexual; ella quemaba las cartas enviadas a sus padres en donde se les hacía notar la inasistencia a clases de su hijo). Pero Günther se molesta. se va. Ve escapar la posibilidad de sellar su amor con Hans. Aunque su hermana no consuma nada con el aprendiz de cocinero y los tres esperan la llegada del amanecer al lado de una fogata, el joven Scheller entiende que debe jugar sus últimas cartas mientras juguetea con su pistola. Las alarmas de los estatutos del club también empiezan a encenderse para él. Cerca del lugar, en un galpón de madera, Elli hace el amor con Paul. ¿Paul? Paul se “desquita” de Hilde teniendo sexo con Elli. La fiesta termina con las brasas de la fogata extinguiéndose al alba, en un amanecer que ve irse sola a Elli y que también es testigo de una pelea entre Paul y Hans: los dos chicos proletarios peleándose al centro de un círculo de jóvenes burgueses, disputándose a una chica irresistible.

La tragedia de Steglitz

A la mañana siguiente Hilde, Günther, Hans y Paul viajan en el tren de regreso a Berlín. Ya en la casa de la calle Albrechts en el barrio de Steglitz (la dirección del suceso real es Albrechtsstraße N° 72-C), Günther hace todo lo posible por agradar a Hans durante todo el día, pero al llegar la noche, éste se escabulle al dormitorio de Hilde. Ahí están Günther y Paul, ambos amigos despechados a sólo metros de distancia de los dos seres que rompen su corazón y que hacen el amor casi en sus narices. Entonces, y tal como lo describen los informes policiales acerca de los objetos encontrados en el sitio del suceso, los compañeros de estudio escriben sendas cartas de despedida. Todo calza. El manifiesto del Selbstmörderclub (el club del suicidio) es claro: “el amor es la única razón por la cual estamos dispuestos a morir“. El doble trío se ha roto: Hans ha elegido a Hilde, por lo que Günther ya no siente “ninguna sensación de amor”. Hilde ha optado por Hans, por lo que Paul ya no siente “ninguna sensación de amor”. Ambos deberán quitarse la vida. pero también “tomaremos todo del que nos lo robó”. Günther, antes de morir, deberá asesinar a Hans y Paul, hacer lo propio con Hilde. El cénit. Ya no hay mucho que pensar.

Paul Krantz y Günther Scheller describen por este medio el curso de los acontecimientos, para que no exista ningún malentendido. Tomaremos esta noche venganza… venganza por los que amamos y traicionaron nuestro amor. Entonces, Günther y yo saldremos de esta vida con una sonrisa. Esa es toda la verdad.

Universo querido, un pedazo minúsculo de todo morirá. No estoy trastornado. Sentirás apenas la pérdida de una célula que se extingue. El tiempo pasa y pasa. ¿Por qué tan poca vida? Un breve parpadeo he vivido en el mundo, luego, simplemente cenizas y polvo.

Pero el paso de la noche polariza las posiciones. Ya es la mañana del lunes y Günther se ha afeitado y vestido de traje para la ocasión. Paul, en cambio, se ha arrepentido y así se lo hace saber a su amigo. Elli pasa a buscar a Hilde, quien sale a recibirla. Esto lo aprovecha Günther para buscar a Hans en la habitación de su hermana, la que ha ocultado a su amante tras una cortina. Pero lo encuentra y le dispara tres veces. Luego, en presencia de Paul, se dispara en la sien.

Fin del caso real

Imágenes de Hildegard Scheller capturadas por el fotógrafo y abogado Erich Salomon durante el proceso en contra de Paul Krantz (febrero de 1928).

A la luz de un mediático juicio que atrajo a toda la prensa alemana y que incluso fue cubierta por enviados extranjeros, la sociedad germana debatió sobre el estado moral de la juventud de la posguerra, la de la República de Weimar. Krantz fue procesado por el Segundo Tribunal de Audiencias de Berlín-Moabit por el intento de homicidio de Hildegard Scheller y de porte ilegal de armas. El jurado consideró que Günther Scheller fue quien lideró la idea del pacto, por lo tanto, el 20 de febrero de 1928, el poeta sólo recibió la pena de tres semanas de prisión por el último de los cargos, plazo que se dio por cumplido con sus siete meses de detención preventiva.

Sin embargo, Paul Krantz quizás sí cumplió con su parte. Declarar públicamente todos los detalles de esta tragedia shakesperiana en un juicio que incluyó lecturas de cartas y poemas, tal vez puede ser tomado como un “suicidio social”. Pero aquello también significó dejar en evidencia el mundo privado de los involucrados. Todos conocerían los pormenores de sus veladas; todos sabrían sus preferencias sexuales; todos sabrían que Ellinor se acostó con Paul (cabe recordar que eran chicos de una clase conservadora); y, sobretodo, se conocería la vida sexual de Hildegard, por lo que la joven Scheller fue “asesinada socialmente” por Krantz, en una revancha que, aunque él no lo buscara de esa forma, mirada en el tiempo me suena del todo ruin y absolutamente carente de poesía. El punto oscuro, quizás, de un interesante personaje.

El escritor Ernst Erich Noth: Paul Krantz.

¿No pudo Paul comprobar su inocencia sin tener que delatar a personas que vivían un proceso de búsqueda, al igual que todos los jóvenes del mundo y de cualquier época, en un país que además ni siquiera sabía para dónde iba? Pero la poesía se negó a salir del caso hasta el último momento. El abogado de Krantz, el Dr. Erich Frey, defendía a su cliente citando a Goethe: “Juventud es embriaguez sin vino“. Con los años Hildegard Scheller fue bibliotecaria, pero lejos de Berlín, de donde tuvo que huir escapando a la caza de brujas a la que fue sometida; Ellinor Ratti nunca se casó; y Paul Krantz abandonó la poesía para transformarse en un conocido escritor alemán que firmaba con el seudónimo de Ernst Erich Noth, perseguido por los nazis y destacado profesor universitario.

Títulos de la Película


  • “Was nützt die liebe in gedanken” (¿De qué sirve el amor en pensamientos?).
  • “Parfum d’absinthe” (Perfume de absenta).
  • “Love in thoughts” (Amor en pensamientos).
  • “Laberinto de sexo y muerte” (¡qué título idiota! uff)

Libros publicados sobre el tema

  • “Der selbstmörder – klub” (El Club del Suicidio, The Suicide Pact),
    por Arno Meyer Zu Küingdorf (1999).
  • “Was nützt die liebe in gedanken” (¿De qué sirve el amor en pensamientos?), por Arno Meyer Zu Küingdorf (2004).

Películas inspiradas en la „Steglitzer Schülertragödie”

  • “Geschmintke Jugend” (1929), dirigida por Carl Boese. Solo se basa en la historia, pero no la cuenta tal cual fue.
  • “Geschmintke jugend” (1960), dirigida por Max Nosseck. Remake de la anterior que nunca pasó la censura. Se estrenó 28 años después en la Berlinale.

Fuentes en Internet


por Denis Leyton
publicado originalmente el 19/09/2007

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