Una gran parte del gancho que tiene el sushi se encuentra en el wasabi, esa maravillosa pasta verde picante que puede hacerte llorar si te excedes en su uso pero que está riquísima y más de uno dice que es adictiva.
La pasta de wasabi que normalmente disolvemos en la salsa soja en la que luego empaparemos nuestra pieza de sushi procede de una raíz cuya foto podéis ver aquí. Para preparar wasabi, se lava la raíz, se pela y se muele su pulpa con un rallador especial inventado para la ocasión. Hasta aquí todo parece sencillo, ¿verdad? Pero me temo que hay un pequeño problema…la raíz del wasabi es una planta que se cultiva casi exclusivamente en Japón, y es muy rara y cara. Por ello, es altamente probable que los aficionados al sushi de todo el mundo que pensamos que hemos probado el wasabi en verdad hemos consumido en su lugar un tipo de rábano al que se le ha añadido colorante verde.
A menos que hayas ido a un restaurante de sushi de súper lujo, donde preparan el wasabi directamente a partir de la raíz fresca, lo normal es que hayáis tomado este sucedáneo. No es mi intención desilusionar a nadie y dichos sucedáneos son naturales y proceden del rábano picante, horse radish en inglés, y están muy buenos. Además os ofrezco la posibilidad de probar wasabi de verdad, el auténtico haciendo click aquí. Y si queréis ver toda nuestra oferta en wasabi, incluidos los sucedáneos, que como ya he dicho son deliciosos, seguid este enlace.
El wasabi se vende en tubo, (en forma de pasta), o en polvo. La ventaja del tubo es que es inmediato. La ventaja del polvo es que es más económico, podemos controlar la densidad de la pasta que hacemos y hay quien cree que conserva mejor su sabor y picor. Preparar el wasabi a partir de polvo es muy sencillo como muestra este vídeo.
Nada impide usar el wasabi en otro platos. Los japoneses hacen unos aperitivos riquísimos con él. También se atreven a usarlo en rebozados y marinados de algunas carnes y pescados.
Ahora te toca a ti: ¿a qué le añadirías un poco de wasabi?