We can be heroes

Publicado el 07 febrero 2013 por Rehlu
En efecto. Podemos ser héroes por un día como proclamó a los cuatro vientos Bowie. Sólo basta con forzar los barrotes de la celda en la que acunamos nuestros miedos. Levantar el pie para iniciar un paso, una tímida sonrisa de acercamiento, en definitiva, sacar la cabeza del caparazón para descubrir un mundo de posibilidades. Un mundo para el que nadie está preparado, que no nos lleven a engaño, pero que resulta fascinante de desenvolver. Tanto como la obra que ha escrito y dirigido Stephen Chbosky. Un canto a ese instante en el que reconoces que una etapa cierra puertas. Una visión madura sobre la adolescencia y el devenir que ese término engloba. Pero Las ventajas de ser un marginado no trata de vender humo. Lejos de ser una película más sobre adolescentes problemáticos, busca y encuentra nuevos parajes donde asentar las bases de una excelente narración, con ritmo, sin perder el norte con componentes sexuales tan de moda en el género.
Arranca con una reconocible secuencia de tópicos que el cine ha agotado hasta saciar pero enseguida se encamina hacia la distinción. Al igual que Charlie, el héroe de esta contienda. Un chico con serias dificultades para las relaciones sociales. El cordero que haría las delicias de cualquier lobo de instituto. El rarito que vomita sus dotes de puertas para dentro. Ese adolescente que existe, y quien más o quien menos hemos tenido el gusto de conocer, vapulear o ignorar. Como él, todos nos hemos visto obligados a pertenecer a un grupo. Somos animales que en la adolescencia ansiamos un rol dentro de la manada. Porque la naturaleza nos empuja a las relaciones y es precisamente ese periodo el que marca nuestra conducta en la vida adulta. Charlie no lo ha tenido fácil para asomar la patita en esa sociedad. Sus traumas infantiles y la pérdida de su mejor amigo no han sido precisamente el mejor pasaporte para mantener una correcta vida social. No hasta que tropieza con otras almas perdidas. Patrick y su soñadora hermanastra Sam. Junto a ellos experimentará sentimientos de obligado cumplimiento para conseguir el pase a la vida adulta en condiciones.
Las ventajas de ser un marginado, título indiscutiblemente atractivo, no sólo funciona por ser un espejo con un fuerte carácter nostálgico. La colección de éxitos musicales que se suceden a lo largo de la cinta acompañando a los diferentes estados anímicos por los que sus protagonistas deambulan, no puede haber pasado mejor casting. Desde esa balada directa a apuñalar, bautizada como Asleep de los Smith hasta el pletórico Heroes de Bowie transitando por New Order. Soundtrack que pide a gritos un hueco en cualquier reproductor. Pero no sólo de buena música se alimenta la película. Gran parte de la conexión con el público recae en sus interpretaciones. Magistrales sus tres protagonistas invitando a reír, soñar, enamorarse, sufrir como cuando teníamos su edad y también nos creíamos infinitos.
Lo mejor: con un disfraz equivocado acaba desnudándose hasta permitir ver su alma y ahí es cuando crea adicción. Su optimismo. La entrega del director y de los actores.
Lo peor: el flashback reiterativo en la última parte.