Fue la película del momento en el Reino Unido donde conseguía la mejor media del fin de semana en taquilla tras cierto héroe de comic belga de dudosa sexualidad. También lo fue durante un par de meses en Estados Unidos donde se dio a conocer en el Festival SXSW. Esperemos, haga lo propio a partir de hoy, viernes 1 de marzo, la ultraesperada fecha de estreno de "Weekend" en España. Es la segunda película de Andrew Haigh, el cruce perfecto entre "Antes del atardecer" y "Happy together", el film de temática homosexual más importante de la última década.
Su fórmula ya está vista: una pareja de desconocidos, un fin de semana (muy) corto, mucho sexo, demasiadas confesiones y una boda. La boda, para tranquilidad espiritual de Don Mariano Rajoy y Duran i Lleida, no es entre dos hombres. La película sí.
Sus protagonistas: dos treintañeros británicos con trabajos temporales y ex-parejas que no dejan de proyectar sombras sobre ellos. Ellos, dos actores en estado de gracia (Tom Cullen y Chris New) hacen de "Weekend" una película realmente especial. Construida sobre elegantes silencios y monumentales elipsis, pero también sobre puñado y medio de diálogos brillantes, aproximaciones singulares a temas que no lo son, "Weekend" cuenta con escenas de sexo que recuerdan a las de "Yo soy el amor", un par de canciones del gran John Grant (visto recientemente en España) y un barniz de naturalismo poco habitual en el cine reciente.
Es, en definitiva, la película indie del pasado 2011. Siete premios, críticas entusiastas en The New York Times, The New Yorker, Los Angeles Times, The Guardian... ¿Éxito asegurado? Como bien afirmaba su director, Andrew Haigh, el principal atractivo del film es también su limitación principal: "los gays irán a verla porque es una película gay, los heterosexuales no irán a verla por el mismo motivo." Craso error. Lo que ofrece "Weekend" es un melodrama universal, cine de bajo coste ejemplar que muchos aspirantes al trono Linklater deberían ver.