Wegelius, nacido en Finlandia y criado en Inglaterra, fue ciclista profesional, en grandes equipos, entre 2000 y 2010. Hasta los treinta y dos años sólo una cosa ocupó su vida, cuidar de su estado físico y sufrir para otros sobre una bicicleta. Estas memorias, dictadas por el protagonista y redactadas por Tom Southam, son sinceras y honestas y retratan una durísima actividad en la que caben tantas alegrías como insatisfacciones. El desempeño monotemático de Wegelius da idea del tremendo sacrificio al que someten sus vidas estos atletas, al tiempo que da una imagen simplona y empobrecedora de los corredores como personas.
Es un libro interesante para los seguidores del ciclismo que pueden acceder a los detalles de un trabajo clave aunque poco vistoso. Wegelius es un soldado raso decente y buen profesional, que no elude el espinoso asunto del dopaje, sin juzgar ni menospreciar a sus compañeros. Explica cómo la suma de los logros de equipo, metáfora de la vida, suele ser mayor que la de los que alcanza cada uno individualmente. También habla de la importancia de saber encajar golpes, levantarse y seguir adelante, a la vez que previene del peligro de abandonar los propios sueños y acomodarse.
Su visión del deporte a máximo nivel como trabajo, y trabajo bien hecho, completa, engrandece y justifica más aún la admiración que sentimos muchos por estos gigantes.