What we do in the shadows -Lo que hacemos en las sombras- consigue para mí algo que creía muy difícil: hacer algo fresco con un tema tan manido como el de los vampiros. Que a nadie se le hubiera ocurrido antes -corríjanme si me equivoco- hacer una película como esta, es para mí un misterio. El film, de nacionalidad neozelandesa, se inscribe en un género, el del falso documental -el mockumentary- que ha dado, por ejemplo, las grandísimas This is Spinal Tap (Rob Reiner, 1984) y Very important perros (Christopher Guest, 2000).
Dirigida a cuatro manos por Jemaine Clement -conocido por el grupo musical, y la serie F
ligth of the Conchords (2007)- y Taika Waititi, que además interpretan dos de los papeles principales, What we do in the shadows explora metódicamente cómo sería la vida cotidiana de cuatros vampiros que han decidido compartir piso. En el proceso el film indaga en una ficticia subcultura vampírica -en un ejercicio similar al de Only Lovers Left Alive (Jim Jarmusch, 2013)- y juega con las diferentes visiones cinematográficas del vampiro, desde el Drácula, de Bram Stoker (Francis Ford Coppola, 1992) hasta la seminal Nosferatu (F.W. Murnau, 1922). El resultado es posiblemente una de las comedias del año.