El actor y director Kornél Mundruczó nos plantea una historia que ya hemos podido ver en otras películas donde un protagonista infantil pierde a su animal y moverá tierra y cielo para encontrarlo, mientras que este vive diferentes aventuras por las calles de Budapest. “White God” consiste en una coproducción entre Hungría, Alemania y Suecia, pese a lo sencillo de su idea el coste de producción es elevado para ser una película húngara. La mayor parte del peso recae tanto en la protagonista como en el perro, que serán los que por diferentes caminos nos mostrarán los peligros de ir solos por la ciudad. La joven Zsófia Psotta pese a su corta edad demuestra que es capaz de echarse a la espada todo lo que le venga, desde poder mantener el pulso a actores que la cuadriplican en años hasta mostrarse claramente preocupada o alterada por la situación en la que se encuentra. Con un personaje que acaba de entrar a la adolescencia nos ofrece una serie de actitudes que seguramente le sean muy cercanas pero en las que no da la más mínima muestra de duda ante la cámara.
“White God” no es más que una película de niño y su mascota durante los dos primeros tercios del metraje, pero a partir del segundo nudo de la trama cambia radicalmente de manera sorprendente. Sin previo aviso ni nada que pudiese indicar que fuese a suceder, la película pasa a tomar todas las claves propias del cine de zombis. En este caso los infectados serían todos los perros de la mayor perrera de la ciudad que repentinamente se han vuelto altamente inteligentes y organizados hasta el punto de atacar a todo aquel que esté a su alcance de manera desproporcionada y absurda. Este cambio de género resulta tan imprevisible como ridículo en lo que venía siendo una especie de drama con claros tonos realistas, pero una vez lo adopta lo llevará hasta los últimos extremos tomando todas los rasgos característicos del subgénero zombi. Toda la acción se desarrolla de noche, las calles están desérticas, la policía tiene que enfrentarse a una amenaza que no conoce, hay muertes violentas sin sentido, sata la sangre, y la siempre recurrente tensión cuando la protagonista deberá verse cara a cara con el ser que ama. Mi puntuación: 2 sobre 10. “White God” llega a las salas este próximo viernes 19 de junio.
Crítica de Sergio Cardete.