Esta historia que me contaron en marketing internacional, tiene mucho de verdad, y cuando visité Wiché, me vino a la cabeza la bailarina y esa descoordinación entre producto/servicio y comunicación. Hace unos meses el responsable de comunicación de Wiché convocó a unos cuantos foodblogs de Bilbao a conocer el nuevo local en Bilbao. Por problemas de agenda y por trabajo, no pude ir, pero me quedé con las ganas: el mail, el trato y la invitación me dejaron con un buen sabor de boca, ya que si la comunicación era tan cuidada, esperaba que la cocina fuese igual.
Un día caluroso, un viernes tonto en el que ni a mi madre, (y mucho menos) a mi, nos apetecía cocinar, nos fuimos a Wiche. No había ninguna mesa ocupada, así que nos sentamos en la primera que vimos. Tras nosotras el mostrador lleno de pan y dulces, y una vitrina con varias ensaladas ya preparadas y varios quesos. Se nos acercó una camarera para tomarnos nota, tras unos minutos debatiendo entre las dos:
-"Ensalada de ibéricos y foie; la ensalada de queso de cabra, y después para compartir la tabla de quesos"-"Gracias chicas"
Pues nada, según se dio la vuelta, le dije a mi madre:
-"Espero que hagan las ensaladas al momento, y no se les ocurra ponernos las de la vitrina, que a saber de cuando están"
Pues nada, chica, que parece que me oyeron: la camarera se acercó a la vitrina, cogió las dos ensaladas, fue a la cocina, le puso el balsámico de módena, y ale, a la mesa. Mal, esto, mal. ¿Tanto cuesta hacer una ensalada? ¿y más si encima la ensalada tenía pinta de Florette?. Bueno, acabé la ensalada de mala gana, y esperamos a la tabla de quesos: San Julien, un queso cremoso con nueces y gran sabor; queso de cabra con arándanos y Sainte Maure, otro queso de cabra de sabor aún más intenso. Para finalizar, no podíamos irnos sin probar los Wichés, unos bollitos que me recordaban a los panecillos de leche, pero con una salsa a elegir. Las nuestras, de avellana y dulce de leche, una especie de salsa para que el bollo no estuviese tan seco.
Al irnos, quisimos comprar pan de brioche, la verdad que tenía buena pinta. Me pareció un puntazo que la chica tras el mostrador nos aconsejara que mejor lo lleváramos en otro momento, ya que podía estropearse.
WICHEwww.wiche.esPlaza del ensanche, 9.
Local muy mono, muy "de chicas", todo muy kuki como diría mi querida amiga I, una web cuidada, un responsable de comunicación preocupado por dar a conocer el nuevo restaurante, y sin embargo me llevé una decepción al ver que las ensaladas no las preparan al momento, sino que están refrigeradas y a la vista de todos. Los wichés dulces, me esperaba un postre caliente, con una salsa cremosa de avellanas y chocolate o dulce de leche como pedimos, y sin embargo nos lo sirvieron frío y sin apenas salsa, una pena. Vamos, que unas cosas no cuadran con otras.Sin embargo, los quesos me encantaron, pero vaya, no es difícil contentarme a mi con cualquier queso. La señora que se sentó al lado pidió un pincho de tortilla, y le sacaron una mini tortilla, genial la ración.
Comida del frigo para dos, por unos 30 y pico leuros, con agua.
Todo muy mono en Wiché
Ensalada de ibéricos y foie
Ensalada de queso de cabra, fria, claro.
Tabla de quesos.
Wiché dulce