Hace unas semanas atrás encontré una interesante plataforma en la que se puede obtener información sobre especies amenazadas en Venezuela. Se trata de WikiEVA, una iniciativa de la organización ambientalista PROVITA. Es financiada por la Compañía Shell y cuenta con el apoyo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés).
El equipo de trabajo está coordinado por conocidos ecólogos venezolanos como Ariany García-Rawlins, Franklin Rojas Suárez y Jon Paul Rodríguez. En dicho equipo también colaboran especialistas nacionales e internacionales en diversos grupos taxonómicos.
Al entrar al portal web (http://wikieva.org.ve/index.php/Página_principal), los usuarios y usuarias podrán apreciar que la interfaz es similar a la de Wikipedia. En efecto, es una plataforma colaborativa que cuenta, entre sus ventajas, disminuir los costos en publicaciones (evitando el uso de papel), democratizar el acceso a la información, la validación/revisión por pares de la información publicada y su constante actualización.
La iniciativa de tipo Wiki tiene como fuente documental principal la tercera edición del Libro Rojo de la Fauna Venezolana, uno de los tres textos que dan cuenta del estado de la biodiversidad en la nación suramericana (los otros dos abordan la flora y los ecosistemas venezolanos, respectivamente).
Los criterios de clasificación de los niveles de riesgo de las diferentes especies amenazadas están en sincronía con las metodologías empleadas por la IUCN. Estamos hablando concretamente de 11 grupos: extinto, extinto en estado silvestre, extinto a nivel regional, en peligro cítico, en peligro, vulnerable, casi amenazado, preocupación menor, datos insuficientes, no aplicable, no evaluado.
En los primeros tres grupos encontramos, tristemente, al corroncho desnudo del lago de Valencia (Lithogenes valencia), al sapito arlequín de Maracay (Atelopus vogli), el zorzal -un tipo de ave- (Margarops fuscatus), y la danta de montaña (Tapirus pinchaque).
A la fecha, la base de datos posee información de casi 3.000 especies, pertenecientes a 10 grupos taxonómicos (mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces, arácnidos, crustáceos, insectos, cnidarios y moluscos). De ese total, poco más de 200 especies cuentan con una ficha informativa detallada, al ser casos de especies en riesgo de extinción.
Si tenemos presente que aún falta información para poco más de 2.600 especies, la tarea que queda por hacer es ardua y requiere una mayor colaboración entre especialistas, así como un mayor apoyo en términos financieros y de infraestructura para la investigación por parte de las autoridades nacionales con competencia en el área.
Pero más allá de lo titánica que parezca la labor, es un trabajo más que necesario. Amar la tierra de la que uno viene pasa por amar y cuidar a nuestras hermanas y hermanos no-humanos. Conocerlos, saber de sus vidas, es fundamental para lograr alcanzar la aparentemente utópica justicia ambiental multi-especie.
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