Wikileaks ha vuelto a sacudir a la comunidad internacional con una nueva y masiva filtración de más de un cuarto de millón de documentos de la diplomacia estadounidense que describen en términos francos a los principales líderes internacionales y revelan graves irregularidades cometidas por el Departamento de Estado norteamericano. Entre ellas, se devela que Estados Unidos ordenó a sus diplomáticos realizar tareas de espionaje masivo al interior de los países. Por ejemplo, un documento secreto enviado a los diplomáticos en julio de 2009 ordena que se obtengan los detalles técnicos de los sistemas de comunicación de los principales funcionarios de la ONU.Esto incluye palabras clave y códigos de encriptación personales utilizados en redes comerciales y privadas para comunicaciones oficiales.
El New York Times indica que un cable firmado por Hillary Clinton requiere a sus funcionarios en la ONU que obtengan "información biográfica y biométrica de los principales diplomáticos de Corea del Norte". The Guardian agrega que la orden también apuntaba a la recolección de datos del secretario general Ban Ki-moon, en especial sobre "su estilo de gerenciamiento y toma de decisiones al igual que su influencia sobre el secretariado". El Pentágono y el Departamento de Estado han reaccionado airadamente ante la publicación de los datos, y ha calificado de "irresponsable" la filtración, por "poner vidas en peligro". Pero los datos (251.287 documentos) son fidedignos y fueron entregados hace varias semanas por Julian Assange a importantes medios de comunicación de Europa y Estados Unidos para la valoración y selección del material.
Los documentos han sido difundidos a través de El País, The New York Times, The Guardian, Der Spiegel y Le Monde, entre otros.
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