Wikileaks, la “Ley Sinde” y la ilegalidad

Publicado el 17 diciembre 2010 por Cinefagos

Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, ha sido elegido por la revista Time como la persona del año. No podemos negar su contribución al mundo tal y como lo conocemos, por mucho que algunos se empeñen en pensar que las redes sociales no tienen ninguna utilidad, pero por encima de Zuckerberg y de su aportación, toda la prensa y gran parte de los ciudadanos piensan que nombrarle a él no es más que una distracción para no centrarnos en la que realidad es la persona más comentada, buscada y estudiada de este momento: Julian Assange, portavoz y editor del portal de Internet Wikileaks, un nombre que ya forma parte de la historia política y social mundial, cuyos descubrimientos y filtraciones han supuesto una revolución que ha tirado por tierra los más visionarios relatos de ciencia ficción social y que ha mostrado al gran público algunas de las más grandes mentiras de nuestros gobiernos, ya sean ataques militares contra objetivos civiles con sangre fría, planes de los Estados Unidos que esperan a la muerte de Fidel Castro o, lo que más puede interesar a un Blog de cine y cultura general, la ley de economía sostenible que pretende instaurar la censura en nuestro país de forma inminente.

Pero, ¿Qué es Wikileaks? Pues es un sitio de Internet que quiere dar a conocer, de forma desinteresada y totalmente anónima, filtraciones que demuestren un comportamiento ilegal o falto de ética por parte de gobiernos, religiones y empresas de todo el mundo, siempre que sus contenidos sean de interés público. Dicho de otra forma, Wikileaks es una página donde alguien con acceso a información confidencial que crea que el mundo necesita saber, puede colgar y darla a conocer. Esto, para los servicios de inteligencia, no puede ser nada bueno, ya que se han subido tal cantidad de vídeos y documentos, algunos de ellos conversaciones telefónicas y planes políticos a corto y largo plazo, que han afectado a las relaciones internacionales de todo el mundo.

Así, podemos saber qué piensa Estados Unidos de todos los políticos de nuestro país, por ejemplo. Saben cómo es cada uno, para qué valen y cómo les podría servir, y aunque eso es lo normal de un servicio de inteligencia, no es lo más importante.

La filtración de millones de documentos confidenciales ha tocado de lleno a una de las medidas políticas más controvertidas, sucias, partidistas y claramente inconstitucionales que se están preparando para ser aprobadas: la ley de economía sostenible conocida como la ‘Ley Sinde‘, entre cuyos detalles figura la posibilidad de crear una comisión independiente que tenga potestad para cerrar páginas web sin consentimiento judicial. Dichas páginas deberían ser clausuradas ya que enlazan a contenidos de descarga directa, para que nos entenados, las películas, series y discos de música que todo el mundo se descarga gracias a los servicios de 50 euros mensuales que cuesta una conexión a Internet.

Si ya nos resultó extraño la censura de Saw 6  (una película del montón convertida en un icono por su triste “secuestro”) más nos lo resultó saber que la ministra de cultura es además guionista de la película Mentiras y Gordas, lo que, lejos de alegrarnos de que alguien del mundo de la política tenga una mínima noción del área por el que trabaja, nos hizo pensar en algunos conflictos de intereses, cosas que la inhabilitaría para el cargo pero que fue completamente olvidado. La estrategia de esa ministra consistió en eliminar competidores audiovisuales de la forma más brutal y despótica posible.

Pero no sólo eso, sino que además continuó con su cruzada particular, la del cierre de webs. Entiendo que el trabajo de una persona deba ser remunerado y que deban existir los derechos de propiedad intelectual. Entiendo que cada detrás de cada disco, libro o película existe un grupo de personas que esperan ganarse la vida con su arte y es comprensible que se busquen medidas para paliar los daños causados por la piratería. Pero no es ilegal de ninguna forma bajarse una película por Internet, aunque sí que puede ser subirlo a la Red y cobrar por las copias de unos derechos que no te pertenecen. No entiendo que la búsqueda de esas soluciones pase por darles un gran poder a la Sociedad General de Autores y Editores, los responsables de que se instaurase el España el llamado Canon Digital.

Por ejemplo: tengo aquí la factura de mi último ordenador, unos 530 euros, y en la especificación de qué tipo de grabadora de DVD tengo, existe un inciso que me aclara que se ha cobrado un CANON, una pequeña cantidad de 3,40 euros en concepto de compensación por las posibles copias que yo haga en el ámbito privado. Esto quiere decir que, desde un punto de vista legal, estoy siendo multado por algo que aún no he hecho pero que, gracias a toda la mala publicidad que el gobierno y las entidades de gestión se han hecho a sí mismas, desde luego que haré. YA SOY CULPABLE DE ANTEMANO, así que si él es feliz, yo también.

Ese dinero va a parar a la Sociedad General de Autores y Editores, que lo distribuye entre sus miembros en forma de “pagas”, por llamarlas de algún modo. Esto nos plantea la duda de si los autores afiliados a esa Sociedad tienen potestad para lucrarse con mi discografía completa de Michael Jackson. ¿Y mis películas de Martin Scorsese? Siendo realistas, tendrían suerte si un diez por ciento de lo que en este país se descarga fuera un producto nacional. Y luego nos hace preguntarnos si yo, al descargarme un disco de un artista español que NO está afiliado a Sociedad de Autores y Editores, le compenso a él o a un reducido grupo de empresarios. Esa es la medida injusta e inverosímil que tenemos cada uno de nosotros cada vez que nos compramos un MP3, un DVD virgen o Dios sabe qué más.

En ese escenario fue cuando los Estados Unidos planearon una hoja de ruta en la que buscaban contactos con ministros y demás políticos de nuestro país para promover la ley que será aprobada este mismo martes. En ella instan al cierre de webs piratas para promover el consumo y evitar las multimillonarias pérdidas, lo que equivale a saltarse la ley buscando el beneficio de empresas privadas. Y además de acceder, España ha decidido actuar rápido y sin someterla a ningún tipo de votación ni enmienda porque el embajador estadounidense advierte, literalmente de que no desea que la ley se vea debilitada por enmiendas o debates.

Esto me recuerda a las palabras de Richard Nixon acerca de que si quien hacía algo era el presidente, simplemente no era ilegal. Me parece triste que se modifiquen leyes en nuestro país simplemente para tener amiguitos en los Estados Unidos. Gracias a las filtraciones de Wikileaks ha quedado demostrado que nuestros políticos no sólo hace lo que les da la gana sin importar la ley, sino que ni siquiera tienen el valor suficiente como para idear esas cosas por ellos mismos y necesitan la ayuda de los estadounidenses. También se ha demostrado que la ley será aprobada este día 21 por la puerta de atrás, a través de una única reunión de la comisión de Economía en la que poca gente tendrá la ocasión de intervenir.

¿La cosa acaba aquí? Pues sí y no. A raíz del caso de Wikileaks, han decidido cortarle todo apoyo, cerrarle las cuentas, arrestar a Assange por un supuesto delito sexual (que es posible que haya salido de la nada) y tratar de borrar al sitio web del mapa. Sin embargo el daño ya está hecho y Wikileaks se ha clonado a sí misma más de 500 veces con el fin de no facilitarles la tarea, y con esto nos recuerda que Internet no puede ser cercada de ninguna forma, y que ahora mismo con un teléfono móvil y una conexión a Internet podemos hacer temblar los cimientos de los servicios secretos más seguros del mundo. No han desvelado que los gobiernos estén comportándose de forma vergonzosa, pero les han quitado la cortina y nos lo han puesto delante. Ahora podemos ver todos sus trapos sucios, todos sus juegos ilegales, todo su nepotismo injusto y sus planes de modo que aunque finalmente la ley sea aprobada, lo tienen muy difícil para salirse con la suya.

El plan final de la Ley Sinde consiste en que esa “comisión independiente” no necesite la autorización de un juez para cerrar una página web. Y esto ya no tiene nada que ver con películas pirateadas o discos en el top manta, ni siquiera se trata de un vacío legal, es una tomadura de pelo y un insulto a la democracia. La gente se seguirá bajando las películas de estreno y se hará mucho más dentro de unos cuantos años. Da igual el 3D o la ley injusta que nos quieran hacer tragar. Y aquí es donde entra el “hombre del año” Mark Zuckerberg, el tipo que dio a cada ser humano una voz en el ciberespacio. Ya no estamos en la época de nuestros padres y abuelos, sino que ahora podemos, desde el salón de nuestra casa o desde nuestro perfil en Facebook, hacer que los políticos cumplan con sus obligaciones, entre las que se encuentra escuchar al ciudadano. Por ello todo Internet se está volcando en movilizarse y demostrarles que no somos tontos y que nadie se puede saltar la ley, aunque lo pida el propio presidente de los Estados Unidos.

Según el escritor Umberto Eco, hace años existía el miedo de que el poder pudiera tener sometido al pueblo y que pudieran controlar cada uno de nuestros pasos y pensamientos. Ahora es al revés y hasta un niño de trece años puede navegar en la red y conocer los secretos de Estado más comprometedores. De modo que obremos en consecuencia y no dejemos que la innación y pasividad permita que se salgan con la suya. Estos son los correos de las personas que aprobarán (vamos a ser realistas) una medida injusta en las próximas horas, personas que formarán parte de la más vergonzosa historia de nuestra democracia y que lo harán a plena luz del día. Desde muchos sitios de Internet se insta a comunicarse con ellos y trasladarles nuestras dudas, preocupaciones y quejas, siempre de forma educada y respetuosa, sin caer a los insultos o descalificaciones, ni llenarlos de Spam. Se supone que la democracia se creó para servir de instrumento a los ciudadanos, no para que se llene de polvo en un rincón mientras se firman leyes que jamás deberían haber sido escritas. Ha llegado el momento de actuar y de dejar claro que el pueblo no debería temer a los gobernantes, los gobernantes deberían temer al pueblo.

Azpiazu Uriarte, Pedro María (GV (EAJ-PNV)) – pedro.azpiazu@diputado.congreso.es
Buenaventura Puig, María Nuria (GER-IU-ICV) – prensa.icv@gpiv.congreso.es
Colldeforns i Sol, Mª Montserrat (GS) – mcolldeforns@diputada.congreso.es
Gastón Menal, Marta (GS) – marta.gaston@diputada.congreso.es
Montoro Romero, Cristóbal Ricardo (GP) – cristobal.montoro@diputado.congreso.es
Oramas González-Moro, Ana María (GMx) – ana.oramas@diputada.congreso.es
Sánchez i Llibre, Josep (GC-CiU) – jsanchez@unio.cat
Tomé Muguruza, Baudilio (GP) – baudilio.tome@diputado.congreso.es

Manifiesto a favor de los derechos fundamentales en internet.