Según documentos entregados por Wikileaks al diario mexicano La Jornada, este convenio permitiría a las empresas de naciones firmantes operar con las menores restricciones en territorio de alguna de las otras partes.
Se trata del llamado Acuerdo sobre el Comercio de Servicios (TISA, por sus siglas en inglés), sobre el cual los países involucrados han sostenido ya seis rondas de negociaciones, la última de ellas celebrada del 28 de abril al 2 de mayo pasado en Ginebra, Suiza, reseñó PL.
México es uno de los Estados envueltos en este convenio, pero la publicación advierte que sobre su contenido y objetivos a alcanzar no existe información pública de las dependencias nacionales involucradas ni tampoco informes públicos en la página electrónica del Senado.
El TISA se encuentra entre la alarmante nueva ola de acuerdos comerciales y de inversión basados en poderes jurídicamente vinculantes que institucionalizan los derechos de los inversores, explicó la red Internacional de Servicios Públicos, una organización no gubernamental que estudia los alcances de la negociación.
Según esa entidad, el mecanismo prohíbe las medidas gubernamentales en una amplia gama de ámbitos solo incidentalmente relacionados con el comercio.
La Jornada señala que los involucrados son Australia, Canadá, Chile, Taiwán, Colombia, Costa Rica, Hong Kong, Islandia, Israel, Japón, Liechtenstein, México, Noruega, Nueva Zelanda y Pakistán.
También se incluyen Panamá, Paraguay, Perú, Corea del Sur, Suiza, Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea, en representación de todas sus naciones miembros.
Los rubros sujetos a negociación en el TISA, que tendrá su próxima ronda de negociaciones del 23 al 27 de junio en Ginebra, abarcan la posibilidad de liberalizar la prestación de servicios médicos o educativos, añade el diario.
Ello significaría que prestadores de servicio de salud o empresas educativas de una nación podrían asentarse libremente en otra, sin que hubiera restricción por parte de las autoridades locales.
A juicio de sindicatos, agrega La Jornada, eso implicaría un desplazamiento de trabajadores especializados y la pérdida de control en ramos que tradicionalmente son provistos por el Estado, dado que su objetivo final no debería ser el de generar ganancia.
El diálogo sobre el TISA, impulsadas inicialmente por Estados Unidos y Australia, comenzó formalmente a principio de 2013, después de 12 meses de discusiones y de repetidos fracasos en el seno de la Organización Mundial de Comercio por lanzar una nueva fase de liberalización del comercio internacional.