EL ENTRENAMIENTO
Ni esta semana ni este mes me atreveré a tumbarme
lánguidamente bajo los tilos o una dulce sonrisa.
El amor no ha de besar mi pálida tez bronceada.
Milla tras milla, mis labios exhaustos sorberán el espacio;
ansiaré sólo ricas viandas, y mi renombre será
la pura belleza de la velocidad y el orgullo del estilo.
En los descensos, fríos vientos me saldrán al paso
estremeciendo mi desnudez ardiente, pero, mientras tanto,
nadie más habrá de verme hasta que lleve mi corona.
Wilfred Owen en Los tambores del tiempo (Editorial Funambulista, febrero 2016).