ENCADENADOS
Cuando los bribones y asesinos
amparándose en sus cargos
acusan al mundo de las infamias
que ellos mismos inventan para
torturarnos -no podemos
sino someternos a sus designios,
oponernos o dejarnos pisotear, mientras
los pensamientos sin remedio nos roen y
carcomen por dentro- a menos
que con eso aprendamos a no ser
como ellos, aprendamos que el amor
resurgirá de sus cenizas, si
lo regamos, apuntalamos su delicado
tallo y conservamos la imagen de su
esplendorosa flor cincelada en el pensamiento.
EL ACTO
Ahí estaban las rosas, en la lluvia.No las cortes, le supliqué. Mucho no durarán, dijo ella.Pero están tan hermosas donde están.Bah, todos fuimos hermosos alguna vez, dijoy las cortó y me las puso en la mano.
William Carlos Williams en Cien Poemas (Visor Libros, 1988).
Traducción de Matilde Horne y Carlos Manzano.