Vamos a lo primero; tenemos a Willow, una adolescente que perdió a sus padres en un horrendo accidente automovilístico, donde quién conducía era exactamente ella. Todo esto trae consigo una gran culpabilidad y un estado emocional completamente desastroso. A partir de ahí, su vida de típica chica de 17 años cambia por completo, llevándola a vivir a la ciudad con su hermano e introduciendola en un instituto donde se ha creado un muro con todos a su alrrededor. Pero como la historia no puede ser total tristeza y desdicha, llega nuestro héroe Guy, quién me ha caído muy bien y que la ayudará a salir de ese trance en el que se ha internado...
Lo primero que deben saber, es que este no es la mejor obra literaria ni tampoco la novela del año, pero si una historia muy conmovedora y especial.
Julia Hoban te introduce desde las primeras páginas en la situación de Willow, lo que agradecí encarecidamente. Además de hacerte sentir en la piel de nuestra protagonista en más de una vez.
Confieso que al principio quise darle unas cuantas bofetadas a Willow, porq
Willow al principio tiene un sólo amante, la cuchilla, instrumento de la autormutilación, un tema bastante delicado y transcendental. Pero todo esto peligra, cuando a su vida llega Guy, que logra de la mejor manera hacer que el puesto de amante esté en juego.
- Te estás poniendo roja -dice Guy después de un momento.
- No puedo evitarlo.
- Bueno, pues no lo evites. O sea, ponerse roja... es bonito.
Como soy adicto a las historias que poseen pinceladas románticas de fondo, esta me vino de perla, ya que nos encontramos con una gran novela emocional, con una historia de amor diferente, que deja atrás los problemas.
En cuanto a las portadas, prefiero mil veces la Americana. Por cierto, encontré una página web donde una chica o chico creó un cartel de película inspirado en Willow, y que a mi parecer encaja perfectamente.