Winchester. De Camelot a Downton Abbey.

Por Elainn

En principio mi idea era ir de Bath a Salisbury, pero al final tuve que cambiar mis planes porque desde Salisbury era difícil moverme para conocer lo que me interesaba. Todo queda cerca, pero sin auto hay que depender del transporte público. De hecho, no hay transporte directo de Bath a Winchester, ni autobús ni tren. Lo más barato fue el tren, pero haciendo combinación. En este punto les recomiendo pagar cada pasaje de manera independiente. Por ejemplo, si entran en la página de National Rail y buscan un viaje de Bath a Winchester les va a aparecer como válido, pero si miran bien es una combinación. No compren los dos pasajes juntos, sino por separado y van a ahorrar bastante. Así, compré primero un pasaje a Southampton y luego otro a Winchester. Este último era abierto de modo que no tenía que preocuparme porque el primero se atrasara.

Tomé el primer tren a las 9:36hs. Ya en Southampton pregunté de qué andén partía el próximo tren a Londres (que pasa antes por Winchester) y resultó que no tenía que moverme de andén, era ahí mismo. Apenas esperé unos minutos. Muy fácil. Llegué a Winchester a las 11:30hs y me costó orientarme, pero finalmente lo hice y me encaminé hacia mi alojamiento.

De nuevo utilicé la página Airbnb. Me hospedé en la casa de Heidi, en un dormitorio con baño en suite ubicado a pocas cuadras de la estación de tren y del centro. La habitación estaba en el ático pero el hijo de Heidi me llevó la valija hasta arriba. No incluía desayuno pero tenía una pava eléctrica y todo lo necesario para prepararme un té o un café. Todo perfecto. Buena atención, limpieza, internet. Aunque llegué antes del check in, me dejó instalarme.

Fui al centro. Compré un sandwich en Tesco y fui a la oficina de turismo. Me senté a esperar el colectivo 64 a Chawton (la parada está junto a la oficina de turismo. No vayan a la Terminal que está enfrente). Chawton es otro pueblo cercano y a mí me interesaba porque ahí vivió Jane Austen. Tuve que esperar un rato pero al final llegó. Le pedí al conductor que me avisara donde bajar. En la oficina de turismo me habían dicho el nombre de la parada, pero como estaban arreglando la ruta me dejó en otro lado. Por suerte éramos tres que íbamos a la casa de la escritora.

La casa museo de Jane Austen es muy pintoresca. Ahí sí se pueden ver objetos que realmente le pertenecieron a la autora. Uno puede imaginársela allí, feliz, escribiendo. Al final del recorrido se puede visitar la cocina, preparar bolsitas de lavanda, probar suerte con la escritura de pluma y disfrazarse de la época. Obvio que hice todo. El jardín es precioso.

Yo volví a Winchester una vez terminada la visita (no quería gastar más dinero), pero ustedes pueden ir también a Chawton House, la mansión que heredó el hermano de Jane Austen. El acceso a la casa de té es gratuito.

Caminé un poco por el centro pero estaba demasiado cansada y volví a la casa de Heidi. Por suerte fue tan amable que me permitió calentar una lata de comida (no recuerdo ahora qué era, pero era algo típico de Inglaterra) y comerla junto con el bollo de pan que compré en Bath.

Me levanté temprano porque tenía que tomar el único autobús a Newbury. Fui con tiempo porque no sabía de dónde salía. Pregunté en la terminal y me dijeron que esperara enfrente, en la parada de National Express que está junto a la del colectivo 64. Resulta que se trata de un micro de larga distancia que para un minuto en Winchester, luego en Newbury y llega a Escocia. Llegó puntual a las 9hs y partimos. ¿Por qué Newbury? Porque quería ir al castillo de Highclere y no hay una manera mejor.

Ya a las 9:45 en la terminal de Newbury pasó a buscarme el taxi que había reservado por email. Consulté varias empresas y la más económica fue Broadway Cars. Si no tienen auto, es la única manera de llegar ya que Highclere está en medio de la nada. Es muy lejos para ir caminando.

Ver el castillo por primera vez, reconocerlo como Downton Abbey, fue algo de otro mundo. Paseé un rato por los jardines esperando la apertura de las visitas. Hay que reservar la entrada con anticipación porque va mucha gente.

Highclere Castle es el hogar de la familia Carnarvon, construido en el siglo XIX y ahora utilizado también como locación para películas y series. Obviamente, la más famosa de todas es Downton Abbey. Al llegar ahí empecé a escuchar la música de los títulos en mi cabeza.

Recorrimos la casa y comencé a reconocer los lugares. Lástima que no dejan sacar fotos. La biblioteca con sus libros de arqueología, la sala de música con hermosos tapizados bordados en las paredes, la sala de dibujo, el salón, el comedor, los dormitorios del primer piso.

Cuando terminé de ver la casa fui a la exhibición egipcia que recuerda a Lord Carnarvon. Otrora dueño del castillo y mecenas de Howard Carter, el arqueólogo que en 1922 descubrió la tumba de Tutankamón. Sí, ya fui a la casa de Carter en Luxor, visité la tumba de Tutankamón y su momia en el Valle de los Reyes, y ahora la casa de Lord Carnarvon, la última pieza de la historia. Dice la leyenda que Lord Carnarvon murió debido a la maldición del joven faraón. En la exhibición está la navaja que usó para afeitarse y que dio inicio a la infección que lo llevó a la muerte. Entre la colección vi a la actual Lady Carnarvon que le estaba enseñando la muestra a un invitado.

¿Cuántas piezas egipcias hay en la exhibición? No muchas. Después del descubrimiento, a Lord Carnarvon le permitieron llevarse aquellos objetos que estuvieran duplicados. Sin embargo, su muerte prematura y cierto temor hicieron que su viuda los vendiera al museo de Nueva York en 1923. Luego, en 1987 y escondidas detrás de un mueble, hallaron las piezas que ahora se muestran. Hay también una réplica de la tumba de Tutankamón.

Cuando terminé el recorrido fui al Tea Room y almorcé el menú del día. No era caro y puedo decir que comí en Downton Abbey. Fui a la tienda de regalos y paseé por el “jardín de los monjes” (un jardín cerrado) y el prado de flores silvestres.

Volver de Highclere a Winchester tampoco era sencillo. El plan A era ir por los caminos públicos hasta la A343 Andover Road, llegar al pueblo de Highclere y allí tomar el colectivo 7 hacia Newbury o Andover. Ya ahí buscar un micro a Winchester. Pero nunca encontré esos caminos. Luego supe que hay que salir de la propiedad para encontrarlos. El plan B, el que terminé realizando, era volver en tren desde Newbury. El plan C era retornar a Newbury y aguardar el colectivo de vuelta, aunque para eso tenía que esperar varias horas y no me apetecía.

Fui al estacionamiento. Pensé en pedir si alguien me alcanzaba en auto a Newbury, pero no me animé a hablar. Al final le pregunté a una mujer que esperaba un taxi si quería compartirlo conmigo. Aceptó y sólo me pidió £5. En la estación de tren compré los pasajes a Winchester. No hay nada directo así que tuve que comprar un pasaje a Reading y otro a Winchester. En Reading tuve que esperar un buen rato. La estación es gigantesca y me costó encontrar la plataforma. Lo único difícil de combinar trenes es que en la pantalla aparece el destino final y yo iba a destinos intermedios. Ya en la plataforma sí informan de todas las paradas.

Llegué a Winchester y salí a caminar siguiendo la ruta del “corazón de la antigua ciudad”, bordeando el río Itchen. Un paisaje de ensueño.

  1. Puente de 1813 sobre el río que ocupa el lugar del primer puente de la ciudad contruido en el siglo IX.
  2. Paredes de un muro romano del siglo III dC. La terminación -chester da cuenta de la palabra latina “castra”, campamentos.
  3. Muelle del molino. Aquí se ven los restos de las murallas medievales de la ciudad, cuando era la capital de Inglaterra.
  4. Ruinas del castillo Wolvesey. La entrada es gratuita. Apenas pude entrar y ver un poco antes de que cerraran.
  5. Winchester College.
  6. En este punto, y por consejo de Heidi, me desvié hacia un sendero que me llevó al Hospital de la Santa Cruz fundado en 1132. De repente, ya no estaba más en la ciudad sino en medio del campo. ¡Hasta me crucé con una vaca! Ya era tarde para entrar al sitio, pero el paseo valió la pena.
  7. Volví sobre mis pasos y pasé por la casa adonde Jane Austen, ya enferma de muerte, se mudó para recibir cuidados médicos.
  8. Seguí caminando y llegué a los arcos de la inmensa catedral.

Volví a la calle principal, compré en el supermercado una lata de ensalada de atún y pasta y un paté de salmón. Con eso terminé de comer el bollo de pan. Fue mi humilde cena.

Mi último día en Winchester. Me levanté, hice el check out y partí de mi hospedaje para visitar lo que me quedaba de la ciudad.

Empecé visitando la catedral del siglo XI, por suerte no destruida en la época de la disolución de monasterios. Todas estas grandes catedrales góticas pasaron de la esfera de la religión católica al anglicanismo. Se rompieron imágenes de santos y santuarios, pero al menos el edificio no quedó en ruinas.

Lo que más me impresionó fue la posibilidad de ver un verdadero manuscrito medieval iluminado: la Biblia de Winchester del siglo XII. Me acuerdo cuando en Filología Latina estudiamos a los copistas medievales y por fin ahí tenía, en vivo y en directo, uno de esos manuscritos. Bellísimo. Adentro también hay un museo con la historia de la catedral.

Visité la cripta, la tumba de Jane Austen, el otrora sepulcro de San Swithun (los protestantes destruyeron sus reliquias en el siglo XVI), el bellísimo coro medieval y los impactantes vitrales. Las sillas se ponen solamente para la misa, así que se ve aún más imponente.

Luego pasé por lo que fuera parte del palacio real de Guillermo el Conquistador, Buttercross, el reloj y llegué al Gran Hall del siglo XIII. Es lo único que se conserva del castillo medieval (el resto fue derribado por órdenes de Cromwell). En el centro está la tabla de una mesa que durante mucho tiempo se pensó que era la mesa redonda del rey Arturo y sus caballeros. Ahora se sabe que es una mesa del siglo XII, de modo que no, Winchester no es Camelot aunque el poeta Thomas Malory sí lo pensara. La tabla fue pintada por órdenes de Enrique VIII, por eso en el centro aparece la rosa Tudor y el rey Arturo se parece sospechosamente al rey Enrique.

En el hall es posible disfrazarse. Hay un pequeñísimo museo y un jardín medieval.

Salí y di una vuelta por el museo Westgate o la puerta oeste de la ciudad. Desde arriba se puede ver la calle principal. Fue torre de vigilancia y prisión de deudores. La entrada es gratuita.

Volví a buscar mis cosas a la casa de Heidi. De camino compré un sandwich que después comí en la estación mientras esperaba el tren a Londres.

Vi de Winchester todo lo que me interesaba. Pero de haber tenido más tiempo, quizás hubiera hecho algún paseo en el tren histórico Watercress o hubiera visitado la destilería de Bombay Sapphire.

DATOS:

  • Pasaje de tren a Southampton Central: £12,50. Tarda una hora y media desde Bath. Pasaje de Southampton a Winchester: £7 (Anytime day single valid on all services). Lo tomé a las 11:17hs.
  • El colectivo 64 pasa cada media hora hasta las 19hs. Luego la frecuencia disminuye. Comprueben los horarios en la oficina de turismo.
  • La parada de National Express está frente a la estatua de Alfredo el Grande. Pasaje de Winchester a Newbury: £12,80 + taxi a Highclere £15.
  • El ex-hotel Black Swan aparece en un cuento de Sherlock Holmes: “The Adventure of the Copper Beeches”. Sólo queda la imagen de un cisne negro en el edificio de la calle Southgate.
  • Me queda pendiente Salisbury. Su catedral y torre. Famosa porque allí está la Carta Magna.
  • Desde Southampton se puede tomar el ferry a la isla de Wight. Entre las actividades a realizar en la isla está el paseo en un tren a vapor.