La gran mayoría de usuarios le han dado la estocada a Microsoft con sus últimos proyectos. Windows 8 con demasiadas críticas tanto de éstos como por parte de los fabricantes mientras que Surface, su primera tableta, ha logrado unas ventas de 1,5 millones de unidades, un resultado muy decepcionante.
Los de Redmond no ha sabido dar con la tecla en sus últimos movimientos en el mercado. Consciente del auge de los dispositivos táctiles diseñó una estrategia que no ha acabado de darle los resultados esperados en los últimos meses. Desde que lanzase Windows 8 y su tableta Surface las críticas tanto a la plataforma como al tablet no han cesado y una clara muestra de la baja aceptación que han tenido reside en los flojos niveles de ventas.
En el caso de la tableta apenas se han alcanzado 1,5 millones de unidades entre el modelo con Windows RT y el que cuenta con Windows 8 Pro. De hecho, como señala Tabletzona.es, a pesar de que este último estaba diseñado para impulsar las ventas del más económico tan solo ha logrado distribuir 400.000 unidades. Hay que remarcar que estos datos se refieren a los que se han comercializado a distribuidores, que no a usuarios finales, por lo que las ventas podrían ser más bajas si cabe.
Es en este punto cuando a Microsoft deben sangrarle los oídos al escuchar aquello de “las comparaciones son odiosas”. Tan solo hay que ver cómo tanto los niveles de ventas tanto del iPad como de los tablets Android en el último trimestre del pasado año superaban los 20 millones de unidades para calificar como muy pobre el estreno de los de Redmond en este segmento. Habrá que ver si a lo largo del año consigue remontar esta situación, aunque no se conoce plan alguno por su parte para hacerlo.
A este fracaso hay que unir el irregular lanzamiento de Windows 8. Su ritmo de adopción es muy bajo y no han tardado en surgir voces que lo comparan con el fiasco que años atrás protagonizó Windows Vista. Por si fuera poco, entre los fabricantes y Microsoft se tiran los muebles a la cabeza para culparse respectivamente de las bajas ventas del sistema operativo. En cualquier caso, son los usuarios los que rechazan esta plataforma, cuyos cambios introducidos no han convencido a la mayoría.
A diferencia de lo que sucede con Surface, en el caso del segmento de los sistemas operativos Microsoft ya trabaja para solucionar la situación. La compañía está inmersa en el desarrollo de Windows Blue, una actualización que promete lavar la cara a W8 a partir del próximo verano, aunque no sabemos hasta qué punto servirá para estimular sus ventas.
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