Winter is coming

Por Lamadretigre

Después de un otoño al que le habíamos cogido cariño, hoy el cielo ha amanecido preñado de nieve. El invierno ha llegado puntual a su cita con el adviento. Mañana, primero de diciembre, daremos el pistoletazo de salida a la campaña navideña. Mañana las niñas tendrán que buscar el primer calcetín del calendario de adviento. Descubrirán la primera sorpresa de las veinticuatro que su madre ha elegido para hacer de cada día de esta cuenta atrás algo especial. No serán grandes regalos. Serán pequeños detalles que nos recuerden las fechas del año que se acercan.

La semana que viene vendrá Nikolaus como todos los años y cada una de ellas tendrá que dar la cara y responder sobre las promesas que hicieron el año anterior. Aprovecharemos la ocasión para recordarles lo que Nikolaus –bien adiestrado por los padres tigre- espera de ellas para el año que empieza: de La Primera un dictado sin faltas, de la Segunda que se aplique en aprender a leer y a sumar, de La Tercera que deje de destrozarnos el tímpano con sus gritos en mí bemol y de La Cuarta, si es posible, que abandone de una vez por todas su afición a las escobillas de wáter. Les recordaremos también que son unas niñas estupendas que nos ayudan muchísimo, cuidan de sus hermanas más y mejor de lo que podríamos haber soñado y nos llenan los días de risas y besos.

Cada domingo de adviento haremos galletas y bizcochos de temporada según las recetas de la suegra tigre. Encenderemos las velas que toquen en nuestro cetro de pino, haremos chocolate del de verdad y merendaremos al son de Sinatra y su “Santa Claus is comin’ to town”. Nos pasearemos por los mercados de navidad buscando algún adorno nuevo y el segundo o tercer fin de semana de adviento iremos al bosque a cortar el árbol.

No será hasta el veinticuatro por la mañana cuando los niños lo llenen de adornos de fieltro y le pongamos la velas. Iremos a la misa de navidad donde los niños del barrio representarán el nacimiento y a la vuelta descubriremos qué les ha traído el niño y encenderemos las velas del árbol para brindar por la navidad. Luego vendrá la cena pantagruélica. El veinticinco si hay nieve iremos a montar en trineo para hacer sitio para el ganso relleno.

Casi sin darnos cuenta tocará despedir el año con sus uvas, sus turrones y sus campanadas. Le daremos la bienvenida al nuevo con una hoguera en el jardín para ver los fuegos artificiales. Haremos nuestros propósitos para el año que empieza y empezaremos a preparar la llegada de los reyes. Les dejaremos turrón, champán y agua para los camellos y por la mañana entraremos en el salón en fila india. Abriremos los regalos por turnos y las niñas se pasarán toda la mañana en bata y zapatillas remoloneando con sus regalos. Haremos roscón y lo comeremos con cuidado para no tragarnos el haba o el euro. Quién sabe.

Así pasaremos las fiestas, con el jolgorio de los amigos y la familia que van y vienen. Con la resaca de haber compartido muchos buenos momentos. Con la ilusión de que el año que viene volveremos a encontrarnos. Porque la navidad es eso, una sucesión de pequeñas tradiciones que nos recuerdan quiénes somos y de dónde venimos.


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