Seguro que conocéis ya miles de ejemplos: la rama de un árbol que cuelga sutilmente de unas cuerdas amarradas al techo, unas barras de cobre lacadas o no que encajan entre sí formando un rectángulo perfecto de las que hablamos hace tiempo aquí, o incluso este manual que publicamos unos meses atrás para conseguir un raíl así de sencillo y bello. Muchos modelos e ideas hemos ido recopilando todo este tiempo, pero hoy queremos mostraros una en particular.
Se trata de Woodstock de Jeroen van Leur, disponible en tres tamaños y acabados, es singular en cuanto a su forma. Maravilla la originalidad con la que interactúa con el interior, de forma que podía considerarse una obra de arte minimalista, y su manera de acogerse a la pared y al techo de forma simétrica. Recoge una vez más lo que el consumidor quiere en su casa, belleza, funcionalidad y ligereza visual. El packaging recoge cada una de sus piezas en una sencilla bolsita de lino en la que casi podría leerse "llévalo donde quieras".