Woody Allen, entre obra y obra

Publicado el 07 mayo 2013 por María Bertoni

Woody Allen, entre obra y obra 07/05/2013

Posted by María Bertoni in Cine, Periodismo/Medios.
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En el documental que Robert Weide le dedicó a Woody Allen, y que por suerte la dupla televisiva Max/HBO reproduce cada tanto, uno de los entrevistados sostiene que el realizador neoyorkino les presta poca atención a los críticos porque, cuando éstos opinan sobre el estreno más reciente, él ya está escribiendo, produciendo o dirigiendo una nueva película. Quien entienda que la constatación de esta hiperactividad creativa alcanza para explicar la indiferencia al dictamen mediático también comprenderá el afán del periodismo de Espectáculos por conseguir alguna primicia sobre el presente del cineasta, y así revertir el indeseado fenómeno de prescindibilidad.

A esta altura de 2013, la prensa internacional oscila entre adelantar detalles de una producción en marcha (sin título pero, la opinión pública celebra, ambientada en la Costa Azul y protagonizada por Colin Firth y Emma Stone) y preparar el terreno para la promoción del film Blue Jasmine que Sony Pictures Classic distribuirá a fines de julio en los Estados Unidos (Espectadores estima que el desembarco porteño tendrá lugar uno o dos meses después).

Salvo por las primeras fotos del rodaje en Nueva York y San Francisco y por la identificación de los integrantes del elenco (Cate Blanchett, Sally Hawkins, Alec Baldwin, Peter Sarsgaard, Bobby Cannavale entre otros), es escasa la información sobre el largometraje ya terminado. No por casualidad el blog The Play List recuerda en este breve informe que Allen trata de mantener en secreto la trama de sus películas durante el mayor tiempo posible.

En el entretiempo entre la pre-producción de la propuesta que se realizará en Francia y la puesta a punto de Blue Jasmine, vale la pena (re)leer la entrevista que Woody le concedió a The Guardian en septiembre pasado. En aquella ocasión, el periodista Oliver Burkeman entendió que el film próximo a estrenarse es un “drama serio” sobre una “desilusión”. Para más detalle (dentro de lo posible), se trata de la historia de una mujer neoyorkina de alto poder adquisitivo (Blanchett) que, tras separarse de su marido (¿Baldwin?), se muda a San Francisco para vivir cerca de un hermana (Hawkins).

“Cuando tengo una idea de la historia que voy a contar, me digo a mí mismo ‘Dios mío, ésta es una combinación de Eugene O’Neill, Tennessee Williams y Arthur Miller…’ pero esto es así porque, mientras escribís, no tenés que pasar la prueba de la realidad. Estás en casa, tenés todo en tu mente. Ahora bien, cuando el guión está casi terminado y veo lo que tengo, empiezo a pensar: ‘¿qué hice? ¡Esto va a ser tan vergonzoso! ¿Puedo salvarlo?‘. Todas tus ideas grandiosas salen volando por la ventana. Te das cuenta de que hiciste algo catastrófico y pensás: ‘¿Y si pongo la última escena al principio, elimino este personaje y pongo un narrador con voz en off? ¿Y si agrego una escena donde el protagonista mata a su mujer en vez de simplemente abandonarla?’”.

Tras la transcripción de este mini-monólogo parecido a una porción de stand-up, el entrevistador de The Guardian sostiene que esta “descarga autocrítica” dista de ser un síntoma de falsa modestia o de miedo real. “Se trata de otra cosa”, comenta para luego señalar “las reflexiones de un veterano que desde hace mucho tiempo se ha dado cuenta de que su proceso creativo se convirtió en un largo tobogán hacia la desilusión”.

“Embarcarme en una película distrae toda mi ansiedad”, prosigue Allen. “¿Escribí una buena escena para Cate Blanchett? Si no me concentrara en cosas como ésta, pensaría en cuestiones más graves, que son irresolubles. En esas circunstancias, cualquiera se sentiría jaqueado allí donde fuera”.

El realizador agrega luego que hacer películas es una manera muy agradable de ganarse la vida. Dice: “Trabajás con lindas mujeres y hombres encantadores, todos divertidos y talentosos; trabajás con directores de arte y especialistas en vestuario y por otra parte el dinero es bueno. Es un lindo ganapán, además de una distracción perfecta que te aleja del abismo existencial. ¿Por qué detenerse mientras uno puede seguir haciéndolo?”.

Así reflexiona Woody, de ahora 77 años, entre obra y obra. ¿Quién puede reprocharle la indiferencia que le provoca la opinión de los medios?

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PD. Los admiradores de Allen harán bien en visitar regularmente este sitio web presuntamente montado por un fan. El espacio concentra la información más reciente sobre la actividad profesional del cineasta y actor estadounidense, y sobre las películas que de una u otra manera le rinden homenaje.