WR 104: ¿Una amenaza para La Tierra?

Por Vmanchado @vmanchado
El universo no es un entorno precisamente pacífico, aunque vivamos ajenos a los peligros que tiene. Junto a cometas, asteroides errantes, pedruscos que nos pasan rozando, explosiones de supernovas y demás, tenemos un arma cósmica cargada apuntándonos: la estrella WR104, descubierta por el astrónomo de la Universidad de Sydney Peter Tuthill en abril de 1998.
WR 104, fotografiada por el telescopio espacial Hubble
Esta estrella binaria se encuentra a 8000 años-luz de distancia, en la constelación de Sagittarius. Su componente principal es del raro tipo Wolf-Rayet, estrellas masivas extremadamente calientes que se encuentran al final de sus vidas. WR 104 tiene una temperatura superficial de 50 000 K (¡10 veces más caliente que el Sol!) y genera unos vientos estelares de 2000 Km/s. Su compañera es una estrella del tipo OB que también genera un viento estelar muy intenso, que combinado con el producido por la componente principal genera una onda de choque que comprime el gas y el polvo interestelar en una espiral que rota junto con las dos estrellas, con un diámetro total de unas 160 UA. 
Esquema del sistema binario WR 104
Las estrellas Wolf-Rayet suelen morir en violentas explosiones de supernovas, pudiendo generar unos poderosos chorros de intensa radiación gamma que duran unos pocos segundos, y que parten de los polos de la estrella al explotar. Estos chorros de radiación viajan por el vacío del espacio a la asombrosa velocidad de 4-9 millones Km/h. Sin embargo, a pesar de lo corto de la duración de estos chorros o jets, son capaces de emitir tanta radiación gamma como ¡la que emite el Sol en toda su vida, unos 10 000 millones de años!
Bella y peligrosa. La forma espiral de WR 104.
Según contaba su descubridor en una entrevista hecha en 2008: "solía apreciar esta espiral sólo por su belleza, pero ahora no puedo evitar sentir una punzada que es asombrosamente parecida a observar el cañón de un rifle"
En las apreciaciones iniciales, el eje de rotación de este asesino cósmico se encontraba desplazado tan sólo 12º de nosotros, con lo que el peligro de encontrarnos en la 'línea de fuego' no era desdeñable, sobre todo teniendo en cuenta que es posible que la anchura de los chorros de alta energía puede alcanzar los 20º.
WR 104, imagen captada desde el telescopio Keck, en Hawaii
Sin embargo, estudios espectrométricos más recientes llevados a cabo por astrónomos en el telescopio Keck de Hawaii, parece que el eje de rotación de WR 104 se desvía unos 30-40º de nosotros, con lo que estaríamos lejos de los chorros energéticos que posiblemente ocasione esta estrella cuando le llegue su fin.
También es posible que al explotar en forma de supernova (su enorme masa la condena a acabar de esa manera) WR 104 lo haga de forma isotrópica como una esfera, formando una nebulosa planetaria, con lo que no se emitirían los potentes chorros de radiación gamma y los efectos sobre nuestra atmósfera sean más bien insignificantes.
Así que parece que por ahora, estamos fuera de peligro (al menos de ese), por lo que podemos respirar tranquilos.
Pero, ¿qué pasaría si nos encontráramos con el peor de los escenarios posibles, es decir, una supernova anisotrópica con jets de rayos gamma y apuntando directamente hacia nosotros?
Recreación de una explosión de rayos gamma (GRB) en una supernova anisotrópica. Los chorros de radiación parten desde los polos de rotación de la estrella.
Probablemente apreciaríamos un destello azulado de varios segundos de duración al chocar las partículas de alta energía del chorro de radiación con las capas alta de la atmósfera, destruyendo casi toda la capa de ozono que nos protege de los dañinos rayos ultravioletas del Sol. Tras eso, muy probablemente la radiación ultravioleta que llega a la superficie terrestre aumentaría más de un 50%, afectando gravemente a la más frágil e importante capa de la pirámide alimenticia, el fitoplancton, alimento básico de la siguiente capa, el zooplancton que a su vez alimenta a la capa superior, y así sucesivamente. Tampoco la vegetación terrestre saldría muy bien parada. Todo esto terminaría provocando una extinción masiva a escala planetaria.
No sería la primera extinción masiva en nuestro planeta, ni la última… Con el paso del tiempo, la vida terminaría abriéndose paso de nuevo, empezando de nuevo su ciclo.
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