Wrangel, el dominio del último mamut

Por Ireneu @ireneuc

Modelo de mamut lanudo en Canadá

Si hay algún animal extinto emblemático es el mamut. Todo el mundo ha oído hablar de estos elefantes lanudos con colmillos retorcidos que vivían en plena era glacial y extinguidos hace milenios. Las películas, la prensa, la televisión... se han hartado de presentarlo de una u otra forma en nuestro imaginario y nos produce una especial admiración, solo comparable a la que ejercen los dinosaurios. Es por esta idea de antigüedad que el mamut nos retrotrae a una época en que el hombre de Cromagnon vestía pieles y con sus lanzas de piedra los cazaba envuelto por una espesa capa de nieve. Sin embargo, ¿conocía que existieron mamuts lanudos hasta tiempos tan cercanos como el 1600 antes Cristo? Efectivamente, en la Isla Wrangel, en Siberia, el último dominio de los mamuts.
 

Ubicación de la Isla Wrangel

La isla Wrangel es una isla rusa de unos 7600 km2 (el doble que la isla de Mallorca) ubicada en pleno Océano Glacial Ártico, relativamente cerca del estrecho de Bering. Esta isla descubierta a mediados del siglo XIX por los ingleses -si bien se tenia referencias desde antiguo por los pobladores nativos de la zona- destaca por haber sido el último refugio de los mamuts.

Espécimen de mamut lanudo

Desde el siglo XIX, los investigadores sabían gracias a los restos fósiles preservados en el suelo helado de Siberia y otras zonas, que los mamuts habían vagado por Europa y Siberia desde la última glaciación, por lo que los estudios de distribución de estos gigantes, según avanzaban los conocimientos y los yacimientos fueron haciéndose más detallados y extensos. Se hallaron yacimientos en todas partes del hemisferio boreal, con mayor profusión en las tierras heladas de Norteamérica y, sobretodo, en Siberia, incluida la Isla Wrangel. La sorpresa llegó en 1990 cuando un conjunto de investigadores rusos decidió hacer una datación por Carbono 14 de 124 restos de mamut encontrados en la zona: el más reciente resto era una muela de 3685 años. Este descubrimiento significaba haber descubierto el resto de Mammuthus primigenius más reciente del mundo, así como la confirmación de que la Isla de Wrangel había sido el último lugar del planeta donde existieron los mamuts.

Recreación de pinturas rupestres

El hecho de descubrir que cuando murió su propietario la pirámide de Keops ya llevaba 1000 años erigida, significó poner en duda la teoría de que los mamuts se habían extinguido conforme había retrocedido la tundra con el deshielo del hemisferio norte. Ello significaba que habían sobrevivido en un territorio con las condiciones climáticas prácticamente iguales a las que se puede encontrar hoy día, por lo que se supuso que la presión humana debió de tener un peso bastante importante en su extinción. 

Mamut de Barcelona

Primeramente hemos de contar que los mamuts de Wrangel no eran de un tamaño igual a la reproducción que podemos ver en el parque de la Ciutadella en Barcelona -estándar real de la especie- sino sensiblemente más pequeños, con alturas hasta el lomo de unos dos metros, posiblemente debido al efecto de enanificación al quedar reducido su hábitat a una isla (ver la historia de los cíclopes fosilizados), lo cual habría permitido ser cazados con mayor facilidad por los grupos humanos que se alimentaban de ellos. 

Recreación de una manada

Por otra parte, quedaba el problema de cómo habían llegado a una isla alejada del continente 140 kms, con profundidades de hasta 45 m por mucho que los elefantes en general sean buenos nadadores. Los estudios del lecho marino dieron explicación a este misterio, ya que con la glaciación, el nivel del mar era muy bajo y ello permitía una conexión aún en pleno verano de unos pocos kilómetros de distancia. En invierno, la banquisa rodearía la isla y permitiría su acceso a pie. El deshielo posterior haría que la población de mamuts quedara prácticamente aislada.

Paisaje de la tundra de Wrangel

Según los últimos estudios, los mamuts, si bien fueron cazados por los humanos hasta épocas muy recientes, no se habrían extinguido exclusivamente por esta causa. El retroceso generalizado de su hábitat natural hicieron que progresivamente vieran sus fuentes de alimentación mermadas al estar altamente especializados a la vida en la tundra -se especula que los colmillos torcidos les servia para apartar la nieve de la superficie de la tierra. Un hábitat reducido, cambios climáticos demasiado rápidos para la especie y una baja tasa de reproducción hicieron que la presión humana fuera crucial para acabar con ellos.
Sea como sea, los científicos, gracias a los restos bien conservados que se están hallando en Siberia debido al deshielo del Ártico por el cambio climático, están cada vez más cerca de que podamos volver a ver a estos proboscidios extintos caminando majestuosos por las tundras del planeta.

Lyuba, cría de mamut conservada


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