El álbum llega a contener cuatro composiciones del trompetista,y un pequeño recorrido de los maestros compositores del Jazz, donde entran el inmortal Charlie Paker, Kenny Kirkland,o composiciones de los músicos que le acompañaron en esa noche, como “Juan” de Marcus Roberts y Jeff Watts "Tain". Dejando unas piezas muy al uso del trompetista, el cual no se anda por las ramas buscando nuevas sensaciones dentro de su estilo y se asienta en lo clásico. Un estilo que ira elevando desde el Bebop hasta el Hardbop. Los cuales por esa época estaría dentro de un estilo a temporal, ya que el Jazz fusión se hizo con casi todo el mercado, dejando el Jazz de después de la segunda guerra mundial como un recuerdo para el público más conservador. Con el paso de los años, este mismo volvería a triunfar en los festivales. Al cual se le llego a otorgar una segunda juventud unos años después. Por su parte Wynton Marsalis ofrece una dirección perfecta de la banda con momentos muy efusivos entre los músicos donde retrataran sus instrumentos a una velocidad vertiginosa, a través de unas sesiones inmortalizadas en un doble álbum.
Si hubo algo que supo aprender del maestro Miles Davis, es el rodearse de músicos que sepan cubrir las necesidades del directo. No nos engañemos, Miles Davis es un gran músico dentro del Jazz, y su nombre nunca se debería borrarse de su privilegiado trono que le habrían concedido los críticos y su público. Pero su éxito erradicaba más por la compañía que él tenía que por sus propias composiciones. Para mi Lee Morgan fue con diferencia mucho mejor compositor y músico que el propio Davis. Wynton Marsalis no escatimo en encontrar un personal que efluyeran Jazz desde sus instrumentos sin la necesidad de buscar sonidos que alejasen el significado de las tablas que buscaba crear y recrear el propio Marsalis. El cual se le olvido meter alguna composición de Miles Davis. Ya fuera de que los dos músicos no llegaron a acabar nada bien, también hay que saber que los dos juntos también se encontraron dentro de una gran historia llamada Jazz. “Live at Blues Alley” es un disco vertiginoso de molidas llevadas hasta su máxima expresión y velocidad, conducidas por un cuarteto de pura ambrosía” como diría mi gran amigo Il Cavaliere.