Por otra parte, el reparto lo conforman, entre otros, Óscar Isaac, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence y James McAvoy, mientras que Bryan Singer, como decíamos, recordado por la película Sospechosos habituales, continúa dirigiendo el universo en cuestión. Lo que más llama la atención de este trabajo cinematográfico es que las tramas se suceden sin solución de continuidad e, incluso, hay tiempo para profundizar en el perfil de los personajes. El director ha creado una atmósfera desasosegante que provoca la emoción necesaria para introducirse en los sentimientos que pasan por la mente de sus protagonistas. En cuanto a las escenas de acción hay que decir que la escena final se alarga innecesariamente. Sin embargo, debemos prestar especial atención, por lo simpática que nos ha parecido, a la aparición de una especie del primo hermano del Flash de la compañía DC, pero con claro aroma Marvel. Merece la pena nos perderse los créditos que dan inicio a la cinta por sus guiños al cristianismo y al renacimiento, detalle que puede que sorprenda a algún espectador.
Nos interesa particularmente el contraste entre el malvado Apocalipsis representante de la New Age frente al comando de los valores como la ética y la capacidad de sacrificio del profesor Xavier; la lealtad de Bestia; la intensa oración de un cristiano católico como Rondador Nocturno; la fe en los mutantes de Tormenta; la capacidad de empatía y de liderazgo en la sombra de Jane Grey; la confianza de Scott Summer en su maestro o el intento de redención de Mística. En definitiva, la esperanza de los que distinguen entre el bien y el mal frente a una especie de nihilismo esotérico (publicado en Páginas digital).