Empiezo a escribir este capítulo de reencuentro mientras místicamente comienza a sonar la canción "Brothers in Arms" en el parlante, la que por otra parte me sirve para ambientar el sentimiento y declarar que: ver a aparecer por el túnel de la estación de tren de Xiamen un viernes 05 de Octubre aproximadamente a las 16 horas, a este personaje tan curioso e irrepetible llamado Federico Marcello, me puso un cinturón de seguridad energético, completó la primer vuelta a la rueda y reconfirmó el sentido de lo que habíamos venido a hacer a China.
Antes de verlo ya sabíamos que desde el momento en que digamos "hola", hasta el momento en que digamos "chau", todo iba a ser un subibaja de emociones constantes en forma de huracán enquilombado, del cual sería muy difícil aventurar fehacientemente alguna duración. Si hay algo que durante varios años compartimos este grupo de personas, con el sólo fin de producir la mayor cantidad de experiencias y hechos memorables posibles, fue esa intensidad y pasión por hacer que la vida tenga el costo de la entrega constante en cada acción; y que todo lo artesanal de esa producción, trascienda las ilusiones del tiempo y el espacio, tiñendo de pureza todas las capas de las esencias de la vida. Como darle al Photoshop la orden de integrar todas las capas, para formar un objeto final que nunca más va a poder ser modificado.
Llegaron entonces estos dos limados, y digo dos, porque junto a Federico relucía la humanidad del "Pelado" Ramiro Lagos, un entrañable amigo de Juli, que motivado por la idea de formar parte de la experiencia chinesca, se apersonó gritando un "presente" más que fundamental, para ayudar a tejer la estructura que sostendría al resto del equipo, el que llegaría a Xiamen en sólo diez días. Las primeras horas grupales las utilizamos para instalarlos en la ONG, para contarnos la infinita cantidad de cosas que suceden en las vidas de las personas, y para que los chicos pudieran recuperar un poco el aliento de tanto avión y tanto shock cultural, ambiental y emocional.
Hubo lugar para momentos de mucha nitidez y de claridad que lamentablemente no se volvieron a repetir con la misma intensidad durante la estadía. En fin... reímos, disfrutamos el encuentro, e hicimos un inquebrantable pacto de unión grupal, que aunque en muchos momentos pareció que no, fue la razón y el tronco principal del porqué el proyecto finalmente, y gracias a un infinito esfuerzo funcionó y logramos llevarlo hasta el final.
Al día siguiente tuvimos que focalizar las energías solamente en no dejar que Fede despegue de la tierra sin casi haber aterrizado. Todos los que estábamos alrededor éramos muy conscientes de lo peligroso de semejante acto energético. Camuflamos el "trabajo" bajo "caminatas de reconocimiento" y en charlas un poco más conciliadoras sobre la cantidad de cosas que "de a poco" teníamos que hacer suceder. Por suerte también apareció Cook, nuestro gurú fumanchú chino, a colaborar con el relajo. La idea por el momento era rescatar a "anxiolitus" del espacio más peligroso en el que recae, que es correr más rápido de lo que puede, por sentir que las cosas van a salir mal o no van a salir.
El freno de mano grupal tuvo su recompensa, ya que logramos llegar al casamiento de Eugenio sin demasiado desgaste emocional, ni mental, ni físico. El casamiento de "Uke" sería la introducción formal de Fede y Rama al resto de la comuna de Xiamen, y un evento determinante para el futuro de la película. La llegada a la fiesta fue engorrosa, ya que además de no poder encontrar el lugar, Rama se sentía mal y vomitaba. Una vez que logramos superar los inconvenientes y apagar los principios de incendios, empezamos a brindar.
Le presentamos a Rama y a Fede todos los personajes que habíamos conocido en los primeros días. Por suerte el mundo se siguió ampliando y llegaron a nuestras vidas algunas otras inolvidables, fundamentales e inestimables presencias. Connie y Anselmo como elementos humanos sobresalientes, pero además: el novio de Connie, la esposa de Anselmo, Nataly, su primo, Javier. Entre varios brindis y felicidades de todos los colores que iban en franco aumento, Fede fue raptado por un llamativo "lapsus interruptus", durante el cual me invitó a sumergirme en una especie de "burbuja energética cono del silencio Súper Agente 86".
Envueltos en el lapsus, caminábamos como quien observa una vidriera iluminada en un pequeño mundo de ensueños, mientras el particular genio y visión de Fede de la irrealidad, le permitían descifrar en la vida real, a cada uno de los personajes de la ficción... como removiendo el manto negro que dejaba las esencias de las personas al descubierto, las adaptaba al guión de la película con una claridad, una rapidez y una precisión realmente asombrosas.
En cuestión de pocos minutos quedó decidido que Eugenio, Momo, Kitty y Mirror actuarían, que sumados a Fede y a mí, determinaba que al menos seis personas deberían presentarse al set de maquillaje en poco más de dos semanas. La fiesta terminó con mucha más fiesta, como debe ser, en la playa, con muchos borrachos festejando uniones entre seres humanos y sosteniendo cuerpitos cansados, pero llenos de alcohol. Una excitación que podemos tildar de muy transparente y libre de eufemismos.
Con resaca, sin resaca, ya ni me acuerdo. Cansado seguro. Con mucha picazón seguro plus y con Vico con vendas en los pies para curarle las infecciones seguro 3.0. Entre problemas con el equipamiento técnico que tenía que llegar de Argentina, diferencias horarias extremas para la comunicación, y entre chinos que iban y venían de la ONG, nos entregamos a una preproducción que incluía: repaso de guión a toda hora, investigación y resumen de la historia de las dinastías chinas, búsqueda de contactos dentro de la universidad de Xiamen, planillas de proyección de gastos, búsqueda de precios de los equipamientos faltantes en Hong Kong, y así, una lista que usted no creería lo infinita que fue, es y por lo menos por un año más, aún será.
Además de lo infinito de la lista, había una prioridad que marcaría varios días de esta primera etapa de trabajo: conseguir una casa barata donde pudieran vivir semi normalmente diez argentinos y dos chinos sin arrancarnos mutuamente los ojos de las caras. Las anécdotas son infinitas, pero sólo voy a decir que recorrimos una infinidad de departamentos y casas intentando negociar con una hoja que en caracteres chinos esgrimía y preguntaba: "precio del alquiler con todos los servicios incluidos". Si con el papelito no daba resultado, había que sentarse en una computadora con "google translate" y varios chinitos que nos miraban fascinados y hacían hasta lo humanamente imposible por ayudarnos. Fue una experiencia de pura iluminación budista hasta que por fin llegó a nuestras vidas "Amber", una
china inmobiliaria a la que faltaban varios tornillos y algunos patitos, pero era divina.
Amber fue quien nos devolvió la ilusión y finalmente nos alquiló un departamento en el que parecía factible la convivencia de doce persoans, sin llegar a matarnos a tiros antes de terminar. Por esas casualidades de la vida, la número quince millones, nuestro nuevo hogar estaba justo en el edificio de al lado del de Maca, Guille, Cote y Max, los cuales como buenos vecinos, nos terminaron resolviendo varios de los faltantes que acusaba nuestro depto. A esta generosa empresa se sumaron también Nataly y su primo, quien por casualidad número quince millones uno, también vivían en el mismo complejo. "Ming Fa Hai Yin Yuen" se transformó así en otra de las bellas coincidencias de esta nueva dimensión espacio-temporal.
Para ir cerrando, nobleza obliga destacar algunos otros hechos que sucedieron y las últimas personas que aparecieron en esta primera etapa en China. De la mano de Momo apareció su novia Nicky, quien resultaría fundamental, principalmente para la comunicación con Momo, y el inestimable aporte de Guo, que no paró de poner y poner voluntad y no conseguir ayudarnos del todo. Tradujimos canciones argentinas al chino para que Momo ponga a prueba toda su aura de Rock Star. Conocimos al "Mago" que nos ayudó con la traducción del papeleo legal. Encontramos un "Wall Mart" para hacer las compras para la casa, e hicimos el reconocimiento de todos los mercados y los precios de los alrededores. Conseguimos que empiece a funcionar internet, recorrimos todos los barrios posibles en busca de locaciones, seguimos repasando el guión en todo momento y limpiamos la casa a fondo para la llegada de la manada.
Hicimos un laburo infinito que lidió con diez mil problemas por día, pero que por muchas razones propias e intrínsecas de aquella energía primal, se resolvieron con mucha rapidez, efectividad y seguridad. A pesar que terminamos exhaustos, nos sentimos alentados y reconstituidos por el sentimiento de haber dado otro gran paso en el proyecto. En poco más de una semana habíamos solucionado mucho más de lo esperado y logrado el objetivo más importante de esta etapa: armar la base y los cimientos para aguantar todos los fuegos de artificio que explotarían en el camino durante los siguientes sesenta días de vida. Tuvimos tiempo para hacer una inauguración oficial de la casa con toda la comuna latin-anglo- china, para luego de aquella borrachera final, sentarnos a respirar un poco y esperar la llegada de varias almas que vendrían volando desde ese lejano país llamado Argentina.
A preparar la bienvenida... y lo esperamos en la próxima.