MUSEO DE LOS GUERREROS DE TERRACOTA DE XIAN
Llega mi viaje a una de las etapas álgidas por antonomasia: Xian, lar de los guerreros de terracota.
Me recibe, como toda ciudad populosa pretérita, una oleada de tráfico tumultuoso y “jaranero” que me recuerda al tráfago demencial de Pekín: los intermitentes son un ornato ignoto del vehículo y la distancia de seguridad, una cadencia de palabras sin sentido.
Arribo pues con el ánimo gozoso a esta urbe de 8 millones de habitantes que cuenta ya con más de 3000 años de antigüedad. Por sus tierras han pasado 13 dinastías. En esta crónica incipiente no puedo por menos que hacer una reseña antológica de cómo emergieron a la luz los prodigiosos ejércitos de terracota de fama ecuménica.
Corría el año 1794 cuando un humilde labriego cavaba un pozo en sus tierras en busca de agua.
Quiso el hado que encontrara, en vez del líquido elemento, las estatuas de terracota. Se me antoja también señalar que en mi visita a Xian pude conocer personalmente a aquel campesino afortunado.
En su apostura me topé con un hombre “inanimado”, tan estoico y pétreo como las estatuas que le han otorgado el inmerecido éxito del que disfruta hoy en día, por medio de un logro, por otra parte, que nada tiene que ver con sus aptitudes personales y sí con los caprichos del sino.
Me cuenta el guía local que la engolada “personalidad” china deambula por el mundo vendiendo su libro sobre el fortuito hallazgo. Tan petulante y soberbio me pareció este azaroso descubridor y pésimo zahorí que allí le dejé plantado, con sus silentes ínfulas de desfachatez y endiosamiento.
150 yuanes me pedían sus “representantes”, ya que él ni habla ni gesticula ni hace nada de nada, por hacerle una foto, pues gratis “el divo” no las consiente…
Hablando ya de temas que sí tienen alguna relevancia, me adentro en el museo de guerreros de terracota, inaugurado en 1979, donde han emergido más de 8000 figuras entre guerreros y caballos, y más de 10.000 armas de bronce.
El museo fue construido en el enclave exacto donde nuestro afortunado “zahorí” buscaba agua.
Las prístinas estatuas fueron fabricadas con maíz, tierra de la montaña Li y kiwi, para evitar el proceso de la oxidación.
Actualmente se siguen fabricando, aunque ha quedado menoscabado el proceso en sus elementos y se utiliza únicamente tierra.
El museo es enorme y pone los vellos de punta observar las magistrales estatuas desenterradas de su lecho original, así como atisbar restos aún por salir a la luz y a los trabajadores afanosos que se encargan de su clasificación, reconstrucción y análisis de los miembros desmembrados.
Desde aquí me dirijo ya a la gran mezquita de Xian (13000m2, 742 A.D, dinastía Tang).
Es una singular mixtura ecléctica de típico templo chino y mezquita.
La gran mezquita de Xian fue restaurada y ampliada durante el reinado de las dinastías Yuan, Song, Ming y Qing. Cuenta en la actualidad con la friolera de más de 10.000.000 de visitantes y abrió sus puertas al público en el año 1978.
GRAN MEZQUITA DE XIAN
Discurro hacia la zona más populosa y comercial, dejando atrás “toneladas” de tenderetes con mercancía china. Arribo enseguida a las torres vigía de la ciudad: la torre de tambor y la de campana.
TORRE TAMBOR
Desde estas magníficas y coloridas atalayas se podían comunicar entre sí por medio de señales acústicas para anunciar la apertura y cierre de las puertas de la ciudad.
La descomunal muralla que circuye Xian, ubicada en la primigenia ciudad imperial de las dinastías Sui-Tang y erigida durante el reinado de Hungnu, posee 4 puertas de acceso, una por cada punto cardinal.
Su estado de conservación es impecable, de hecho es la mejor muestra de ciudad amurallada de todo el país.
VISTA DE LA CIUDAD DESDE LA MURALLA
Concluyo este día intenso desembocando en la gran pagoda de la Oca, (S.XVIII). Paseo por la bonita y animada zona ajardinada que la rodea, mientras observo su singular “morfología” escalonada y como a trompicones, a modo de terrazas superpuestas. Es muy bonito e idóneo pasear por el encantador “Paseo de dormir” o de los novios”: jardines, estatuas, pequeñas fuentes como lagos sobre las que surgen las estatuas….