Con todo, el disco también incluye canciones con un aire más genuinamente pop, donde la voz y las letras de Xoel se acoplan a la perfección para darnos una manufactura certera en temas como Desafinado amor y Tierra (elegido como single) que a medida que aumentan las audiciones van ganando en matices, como el resto del disco, y donde se aprecia el gusto por llegar a la esencia de unos ritmos que suenen más auténticos y nuevos bajo el caleidoscopio personal de un gallego que va de Buenos Aires a Nueva York y de ahí quizá a la luna. No obstante, esa búsqueda de sonidos que le ha llevado a Xoel López a indagar en otras culturas, también le ha servido para iniciar un viaje más introspectivo en las letras de sus canciones, como por ejemplo en la titulada Buenos Aires, que tardó un año en componer y donde se palpa esa necesidad de conocer el lugar al que ha llegado.
En definitiva, Xoel López cual Titán mitológico griego que gobierna en una legendaria edad de oro, aporta una nueva versión musical al panorama musical español lejana a la que hasta ahora le había reportado un majestuoso éxito. Una distancia que se inicia en su portada, en la que aparece bajo una máscara venezolana de un Diablo Yare, con la que parece confabularse contra este mundo que hasta ahora se sustentaba en unas bases rígidas y confortables, y del que Xoel parece burlarse al ritmo del son y la música latinoamericana.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.