Al borde de un sepulcro florecido
transcurren dos marías llorando,
llorando a mares.
El ñandú desplumado del recuerdo
alarga su postrera pluma,
y con ella la mano negativa de Pedro
graba en un domingo de ramos
resonancias de exequias y de piedras.
Del borde de un sepulcro removido
se alejan dos marías cantando.
Lunes.
César Vallejo.
De su libro Trilce, 1922.