XXIVAl borde de un sepulcro florecidotranscurren dos marí...

Por Ada
XXIV

Al borde de un sepulcro florecido


transcurren dos marías llorando,


llorando a mares.


El ñandú desplumado del recuerdo


alarga su postrera pluma,


y con ella la mano negativa de Pedro


graba en un domingo de ramos


resonancias de exequias y de piedras.


Del borde de un sepulcro removido


se alejan dos marías cantando.


Lunes.



César Vallejo.


De su libro Trilce, 1922.