Una semana más y un cross menos para completar la temporada, de la que restan ya pocas citas en estos dos meses.
Llegamos puntuales a Álora y tras dar la vuelta al ver que cruzamos el puente, volvimos a la zona de la barriada y aparcamos en el llano de la escuela infantil, que tenía la verja abierta y multitud de coches aparcados dentro.
Con Leo bien guarecido del viento, que venía fresco, bajamos a la ribera del río, encontrándonos a multitud de amigos por el camino, la mayoría de los cuales ya habían disputado sus respectivas carreras.
Tras recoger el dorsal y pasar por el baño pedí permiso a los organizadores que iban abriendo y cerrando las cintas para pasar de una prueba a otra y me dijeron que podía entrenar por el circuito sin problema, siempre que lo hiciese por el lateral y no estorbase a los muchachos que estaban compitiendo.
Calentando estaba cuando llegó Cristian Benítez y dimos varias vueltas al circuito mientras me indicaba como realizaba él los giros de 180º en pendiente y como atacaba las subidas, cuando de repente un hombre, imagino que padre de los muchachos que competían, nos llamó la atención.
En ningún momento habíamos dificultado a los chavales la carrera, al contrario, nos apartábamos cuando pasaba algún grupo y bajábamos el ritmo si lo íbamos cogiendo, pero como llevábamos ya un rato largo decidí dar por finalizado el calentamiento y no entrar en polémicas.
No tardaron mucho en llamarnos a fila de salida y me sorprendió ver a Bodo Kieckbusch, a quien hacía mucho que no veía.
Cristian se acercó a preguntarme si sabía como estaba, ya que además de él y un corredor del Real Club Mediterráneo no había muchos otros favoritos para ganar la prueba.
Ya colocados bajo el arco y tras un gatillazo en el primer amago de salida, se dio el pistoletazo correcto y comenzó la prueba.
Hoy tenía claro que iba a "hacer un Cristian", salir controlando el ritmo en las primeras 3 vueltas y atacar en las dos últimas, ya que me interesaba sumar lo máximo posible y tenía visto y comprobado por activa y por pasiva que si salgo tirando al final me coge Cristian, así que había que probar la estrategia inversa.
El viento venía de cara y el circuito tenía varios giros de 180º pero por lo que había visto en el calentamiento era muy rápido.
Salimos a 3:36, en los primeros metros tirando yo y rápidamente cediendo el testigo, yendo un grupo compacto de 4-5 corredores ya a mitad de la primera vuelta.
Me sorprendió un tirón que dieron el corredor del Real Club Mediterráneo y otro del Torremolinos, que por momentos dejaron atrás hasta a Cristian.
Completamos la primera vuelta yendo en cuarta posición pero no tardé en darle caza al tercer corredor y me puse de objetivo alcanzar a Cristian, que iba en segunda posición, pero sin prisa.
La distancia entre Andrés, del RC Mediterráneo y Cristian se iba acortando, al igual que la distancia entre él y yo y ya al final de la segunda vuelta íbamos bastante destacados del resto del corredores y muy espaciados entre nosotros.
Al pasar por meta vi que Cristian ya había dado su habitual cambio de ritmo de la tercera vuelta y dejaba atrás a Andrés, pero a diferencia de otras semanas, esta yo también tenía una marcha extra para meter.
A mediados de vuelta alcancé a Andrés, al que animé al pasar, pero poco a poco se fue quedando atrás y entré solo a la cuarta vuelta, con Cristian girando unos metros por delante de mí, a varios metros.
Quedaban esa vuelta y la última y tanto Cristian como yo habíamos aumentado más el ritmo, que desde la primera vuelta habíamos ido bajando y ya manteníamos por debajo de 3:30 pese a los giros cerrados y al viento.
Entramos en la última vuelta y comprobé en el giro que no había recortado ni un metro a Cristian conforme a la vuelta anterior, pero no me rendía y seguía apretando, rodando ya a 3:28 y bajando y dispuesto a darlo todo en la última vuelta, tanto que en varios de los giros derrapé.
En la penúltima recta vi que Cristian se giraba y apreté con todo lo que tenía, pero me llevaba mucha ventaja y aunque cambié con todo y le recorté algo en la recta de meta, me sacó unos 10 segundos en meta, todo un mundo en una prueba tan rápida.
Pese a ir por delante en las tres primeras vueltas, Andrés, que finalmente fue tercero, llegó 40 segundos por detrás, pensaba que habría tenido problemas musculares o algo así, pero me comentó en meta que no había gestionado bien la carrera.
Por mi parte yo no podría estar más contento, ya que fui de menos a más, dosificando el esfuerzo y acabando con la sensación de que si hubiesen habido más vueltas la distancia con Cristian hubiese sido menor y hubiese tenido que sudar la gota gorda para que no le alcanzase.
Como le comenté a Juan Vázquez al acabar la prueba, el circuito me gustó muchísimo y además los premios fueron sobresalientes, con la medalla de rigor y productos del terreno, en mi caso, una garrafa de aceitunas de 7 kilos, el peso de mi niño.
Esto es todo por ahora, nos vemos la semana que viene en la media maratón de Fuengirola, en la que intentaré rebajar el 1:14:04 con el que paré el crono el año pasado ;)