XXXV Carrera Popular Feria de San Miguel Torremolinos

Por Juan Andrés Camacho Fernández @CorredorErrante

La crónica de mi cuarta participación en la carrera de la feria de San Miguel va a ser un poco pobre, como el resultado.

Con el cuerpo saturado de kilómetros (pese a estar ya de tapering) y la mente puesta en el Spartathlon, dentro de 11 días, la competición iba a ser la primera parte del entrenamiento de la jornada.


Tras levantarme temprano y romper el ayuno con un puñado de uvas me dirigí al recinto ferial de Fuengirola, punto de encuentro de los compañeros del Club Atletismo Fuengirola.

Parte de la comitiva de la jornada

Nos repartimos en los coches y condujimos hasta Torremolinos, donde retiramos los dorsales y estuvimos charlando con los compañeros de otros clubes mientras se aproximaba la hora de la salida.

Aquí estábamos casi todos, menos alguno que andaba trotando...

No quería pegarme una paliza excesiva, ya que tras la carrera tocaría volver a casa, así que hablé con Álvaro, compañero de Madrid y Juan, de Ronda y acordamos salir a un ritmo sobre 3:50 o 4:00 y ver si lo podíamos mantener durante la carrera.

El planteamiento duró lo que tardó en darse la salida, ya que me coloqué tras dos juanes, el de Torremolinos y el de Ronda y nada más darse el bocinazo de salida me puse tras el segundo en la primera vuelta de 400.

A punto de salir del estadio vi que los primeros 500 metros habíamos pasado a un ritmo de 3:22 y pegué un frenazo mientras me adelantaban Álvaro y José Castañeda, al que me intenté pegar.

Entre que el ritmo había sido frenético en los primeros compases y que no estoy acostumbrado aun a correr con zapatillas (llevaba las Supernova, con las que quiero correr los primeros 150 km en Grecia) me notaba lento y pesado, así que bajé un punto el ritmo tratando de no descolgarme demasiado.

Los perdí del todo al comienzo de la cuesta de la Calle Periodista Federico Alba, ya que me quedé completamente clavado y me costaba muchísimo mantener la zancada, así que decidí bajar el ritmo y las pulsaciones y simplemente rodar.

Se me pegó Salva, del TAC, que me animó a seguirle, pero no quería forzar la máquina y no poder acabar la tirada, ya que el objetivo de la jornada era sumar alrededor de 25 kilómetros rodando a una media inferior a 6' el km.

Puse ritmo cómodo mientras me adelantaban corredores sin parar por haber salido en tercera línea; debía haber salido más atrás y psicológicamente no hubiese sido tan duro.

Me adelantó Gary en la Avenida de la Libertad y Manu me cogió en la subida de Loma del Colegial.

Iba un poco hundido porque sabía que probablemente haría el peor tiempo de los 4 años que la he corrido y aunque el objetivo sea otro, no dejaba de sentirme mal, así que aproveché la compañía de Manu para subir un punto el ritmo hasta el Molino de Batán.

Quedaba ya poco y había una última cuesta, así que puse un ritmo trotón y ni me planteé esprintar al entrar al estadio.

Paré el crono en el pasillo de meta y hasta la mesa de avituallamiento, donde me tomé medio Nestea y me despedí de los compañeros que habían llegado a meta para activar de nuevo el crono y volver a casa.

Finalmente han sido 22,93 km a un ritmo medio de 5:29, superior al promedio de 5:50 del entrenamiento del año pasado, aunque ese día superé la distancia del maratón.

Ya solo quedan tiradas de una hora como máximo y descanso, el trabajo está hecho y toca recuperar para llegar con mente y cuerpo a punto.

Acabe o no la carrera este año, el próximo no participaré en el Spartathlon, así que tendré tiempo de afrontar esta prueba en condiciones.

El tiempo este año ha sido de 31:06, casi 8 minutos más que el año pasado y a 4:38 min/km de media, por lo que no será difícil mejorarlo.

Esto es todo por ahora, ¡un abrazo!